O el mundial es historia, y sin dudas se hará mucha literatura con todo lo que ha pasado en la fiesta del fútbol, Costa Rica hasta los Cuartos de final guerreando pie a pie contra la Naranja Mecánica, el parce James quedó de máximo goleador del torneo como figura insigne de una Selección colombiana merecedora de una reverencia, el anfitrión humillado (para desdicha de tantos, incluyendo la de quien escribe), una Argentina luchadora hasta la final aunque cuestionable lo del balón de oro a Messi, sin olvidar la participación de nuestro compatriota Roberto Moreno como árbitro, etcétera.
El marketing y todo eso ha hecho del fútbol algo obligatorio para Panamá desde el 12 de junio con sus pros y sus contras, esta vez hay contras relacionados a los gastos multimillonarios de presupuesto gubernamental, para decirlo como se debe: despilfarros, lo que desde mucho antes le dio un sabor agrio a la Copa, protestas en todo Brasil por la falta de prioridad social en las inversiones, y además todos los sobrecostos tipo Cinta Costera o Ampliación del Canal, pero a la N potencia, que a buena parte de los brasileiros les pareció una burla descarada a las personas que les cuesta tanto ganarse el pan. Un botón de muestra, la millonada en la reconstrucción del Estadio de Brasilia Mané Garrincha (donde Holanda goleó a Brasil en el partido del tercer lugar) inicialmente presupuestada en 627 millones de Reales —unos 314. 3 Millones de dólares— al final quedó en 1,284 Millones de Reales —equivalentes a más o menos a 579 Millones de dólares— que dicho sea, fue modificado en sus dimensiones para recibir a las multitudes de los juegos mundialistas, pero nadie sabe qué uso se le va a dar a esa mega-construcción después y así sucesivamente.
De vuelta a la realidad, sí, pero hay más fútbol. Y realidad y fútbol es decir que este Mundial lo deja a uno sorprendido por el nivel de competitividad que hubo. Imaginemos a Panamá de aquí a cuatro años con presencia en el Mundial ruso, después de una difícil ronda clasificatoria, cualquiera tiembla al imaginar a Panamá en la fase de grupos con Alemania, Costa Rica o Chile, por mencionar posibilidades, aunque otra conclusión indiscutible de Brasil 2014 es que ningún oponente puede ser subestimado, pero esto tiene mucho que ver con la preparación y el empeño de cada equipo, elementos que debe tener en cuenta el Bolillo Gómez y los seleccionados.
Otra parte fundamental de la trama es el apoyo consecuente de cada uno de nosotros como fanáticos. Eso comienza con interesarnos más por la LPF y los clubes nacionales de fútbol (sobre todo ahora que el fútbol de España, por lo que contó su seleccionado, es una triste leyenda de estrellas viejas que se fueron apagando), informándonos sobre nuestros legionarios —los jugadores panameños que están en clubes internacionales— y disfrutando de cada juego de la Roja como si fuese parte del Mundial, eso por lo menos es la parte que nos toca, ser una inspiración para que nuestra Selección escriba ese maravilloso cuento, tipo Costa Rica o Colombia.