Pero se engaña a un país entero, se distrae al mundo y se finge ante expertos, que no parecen notar las mentiras más grandes de la historia.
Las imitaciones se venden, las réplicas se compran, las ilusiones se creen y se esconden historias debajo de la moral más proba. El mundo sigue girando a pesar de este miedo obsesivo por la mentira y por la verdad.
Los cuentos se tragan, se comen, se cocinan y se administran en distintas cantidades. Hay mentiras que hacen felices a millones y falsedades que provocan indignación, pero al cabo de un tiempo se diluyen en la vorágine de acontecimientos.
El cuento no hace daño en su naturaleza original, pero si que es usado para fines de todo tipo, muy distintos a entretener, a ejemplificar, a contar de algo que ocurrió. Mentir es mentir, contar es contar; tratemos de no confundir los conceptos, para que la palabra cuento no pierda su gracia.