Félix Armando Quirós fue uno de mis maestros de literatura. Cuando nos acompañaba en el Taller de Escritura Creativa que hacíamos en casa de Irma Quirós, las noches se llenaban de sencillez y a la vez de mucho conocimiento. Nos llevaba historias de Cortazar, de Borges, de Quiroga, de los grandes.
Esta semana me volví a encontrar su libro “Miel de Luna”, ese espacio en el que lo cotidiano se hace historia para contar. Ese es el tenor de “Una historia demasiado corta”, un cuento en el que dos personajes no tradicionalmente descritos discuten sobre la elaboración de relatos y cuentos. Bien podría entrar en un manual para escribir cuentos y fue tal vez esa su primera motivación. Pero no sé, ahora me gustaría discutirlo con Félix, porque lo encuentro complicado.
Si bien la historia dentro de la historia cierra, el cuento original no lo hace. No se sabe si los personajes llegaron a un acuerdo, si esta historia “le sirvió” al personaje que se queja. Es demasiado corta para olvidar que el conflicto quedó a la espera de la resolución, aunque tal vez – conociendo al autor – éste diría “a buen entendedor…”.
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