Cuesta creer que por segunda vez en menos
de diez años se declare “desierto” el Premio Miró de la categoría Cuento. Hace unos meses atrás se celebraba un
congreso de críticos literarios en narrativa y desfilamos por ese escenario varias
mujeres que escribimos cuentos.
La oferta de cuentos en Panamá – se decía con entusiasmo – es muy
buena. Mejor dicho, se hablaba de
una jungla de historias con tonos y estilos tan diversos, que parecía que nunca
nos faltaría el cuento.
Desconozco el fallo, pero supongo que
dirá la frase de cajón “no se encontró calidad literaria a la altura del
premio” y yo me preguntaré nuevamente qué habrá pasado. ¿Será que ninguna de las cuentistas de
las que tanto nos vanagloriamos participó? Si a mi no me dio por participar, es probable que a las
demás colegas tampoco; pero según lo informado por el Instituto Nacional de
Cultura, fueron 38 los trabajos ingresados al certamen nacional. ¿Será que llegaron 38 principiantes? Eso también es bueno, pero falta ver
bueno para qué.
Vamos a ver, se que no es fácil mantener
en alto la atención de quien se dispone a leer todo un libro de cuentos. Yo misma he saboreado por partes a quienes considero entre
los mejores y también he dejado de lado algunos de sus cuentos para pasar a
otros que me parecen más lo que ando buscando.
A cualquiera se le muere un tío, dos, de
pronto hasta medio libro y por eso de pronto estas tres divinas personas – que es
en lo que se convierte el triunvirato del jurado calificador – no vio con
buenos ojos dejar en los anales de la historia literaria de este país un libro
al que le faltara algo, un no-sé-qué.
Tal vez nos salvaron de otro de esos libros con buen título y mal de
tripa, de esos que dejan dudando de la gracia de los concursos.
Aquí una breve, brevísima explicación de parte del jurado: http://reportajes-panama.blogspot.com/2014/10/fallo-del-jurado-de-cuento-del-ricardo.html
ResponderEliminar