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foto de Aris Rodríguez Mariota (Martes 8 de marzo de 2011. La comparsa "Ñagare protesta en el desfile de los Carnavales ) |
Minería de alto impacto. No se trata de una bandeja, un río y pepitas de oro. Tajo abierto, pérdida de suelos, de flora, fauna que muere o emigra confundida por los cambios del paisaje.
Los pueblos pobres se enfrentan a la muerte sin saberlo. Unos pocos dólares abren paso a las tragedias del desarrollo. Para que usted y yo tengamos una computadora, un reloj, y hasta un auto, han debido morir miles de árboles. Los pueblos desprotegidos por las autoridades corruptas no lo pueden evitar sin derramar sangre de seres queridos. Las luchas han sido desiguales y en el camino se han perdido familias, amistades y futuro. Hay una lista enorme de héroes que dejaron de vivir por la capa de ozono.
El ambientalista de hoy no es el ser incomprendido de hace 20 años, pero tampoco lleva demasiada ventaja. La decisión compromete una vida "normal". Muchos asumen, otros prefieren jugar un tiempo y luego se cansan. El amor a los hijos y la hipoteca siempre serán un arma secreta del capitalismo.
Detener una operación minera es burlar a la muerte, pero ¿por cuánto tiempo? Los negociantes dicen "el tiempo es oro" y buscan maneras de deshacerse de los obstáculos. Una concesión minera cuesta demasiado dinero como para renunciar a ella por unos cuatro que protestan. Están dispuestos a construir una escuela, un centro médico, una carretera o una iglesia con tal de seguir el plan. La inversión ha sido hecha. Las ganancias esperan y el futuro es asunto de otros. Un empresario quiere ganancias hoy, porque hoy quiere enriquecerse. ¿Qué importa un planeta donde no estará? piensa.
Otros calculan que al ritmo de destrucción, viviremos suficiente como para arrepentirnos. ¿Habremos burlado a la muerte por un tiempo? ¿Somos Sherezade burlando a la muerte con historias? Se nos acaba el tiempo. La muerte corre detrás de nosotras.