Tengo esta bella posibilidad:
recordar. Puedo traer imágenes,
sonidos, la configuración de los aromas, las voces, datos y una cantidad
innumerable de elementos en distinta intensidad y valor.
“Cordis” es un vocablo latín que
significa Corazón, y tal vez tenga mucho que ver con volver al corazón, porque
los recuerdos son capaces de alterar el ritmo cardíaco y si la frase “recordar
es volver a vivir” puede cobrar sentido en esta relación de significados,
recordar es un poder infinito.
En la película “Vals con Bashir” el
protagonista necesita un recuerdo.
Por eso se ayuda con sus compañeros las Fuerzas de Defensa Israelíes de
la Masacre de Sabra y Chatila. En
una de sus entrevistas, un amigo le explica que un experimento demostró que se
puede construir un recuerdo de algo que nunca se vivió. Te muestran una foto, te cuentan
una historia y en algún momento llegas a creer que lo viviste.
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Foto de El Kolectivo (Panamá) |
Un evento histórico que nos impacta puede
tenerse en la memoria como un recuerdo.
A medida que vamos conociendo detalles, que sabemos cuánto afectó
nuestro presente, vamos haciendo de ese momento algo nuestro. Decimos que recordamos a las víctimas,
a los mártires, a los protagonistas de la gesta patriótica. Les llamamos por su nombre de pila. Ascanio, por ejemplo, símbolo de la
lucha estudiantil por la recuperación de la soberanía de los panameños por el
Canal de Panamá, es un elemento de nuestro recuerdo.
Los artistas ayudan al recuerdo: una fotografía,
un retrato, poemas y relatos son la base para que nuestra memoria se active y
active nuestro corazón.
Volver a vivir es relativo, pero se puede
ser un héroe hoy, siendo fiel al recuerdo, sobre todo cuando el ayer pretende borrarse, escondiendo la historia real
de los pueblos.