martes, 13 de agosto de 2013

Un poeta contra el cuento

Todo comenzó con una publicación en el facebook. Héctor Hernandez Montecinos, poeta chileno con un valioso aporte literario y apasionado conductor de talleres literarios declaraba la mañana de este martes la "repugnancia epistemológica" que le producen los cuentos.

Como es de esperar, llovieron indignados, creyendo que el poeta no consideraba a los grandes del cuento latinoamericano como Borges, Cortazar, Rulfo, Onetti y Monterroso, entre otros.  La lista es larga, pero HH, como se le conoce entre sus seguidores de carne y hueso, las desvalijó con una frase lapidaria: Después de "Historia universal de la infamia", El Aleph y Ficciones - todos de Borges - que fueron escritos hace más de 70 años, nada había hecho despelucarse a nadie en el mundo. Bueno, nunca habló del pelo, pero es lo que se podía resumir de su queja. Los demás, del canon literario, de la realeza de la literatura, los autores de esos que llamamos "de culto" y que nos producen el tonito de respeto con el que los nombramos.

Pero hay que leer con calma, porque Acheache no está desconociendo una corriente literaria más antigua que la novela, ni siquiera la tradición árabe o la oriental, sino que se queja de su falta de evolución, de la pretensión de los entendidos por los decálogos y las reglas básicas.  Con eso, lo único que han hecho es matar al cuento.

Así que mientras avanzaba la mañana, llegaban más preguntas, retos y comentarios a la confesión del muro-habiente, yo seguía con mucho sigilo para ver si caería ante todas las razones expresadas.  Admito, eso si, que me daba rabia su atrevimiento, pero una rabia efímera cuando iba argumentando con cada litigante.  Empecé a entender su queja, a comparecer privadamente en mis pensamientos.  Revisaba mentalmente mis propios cuentos y sonreí con lo fácil que fue armar muchos de ellos, como quien tiene una vieja receta de familia y casi mezcla los ingredientes a ojos cerrados.

Llegado el momento de mi reconciliación con las palabras del poeta, me decidí a pedirle su autorización - y la de todos sus interlocutores - para plantear acá el problema y las nuevas interacciones, pero el mismo autor de la polémica se me adelantó.  Gracias a lo cual, podemos leer cómodamente en su blog la entrada "Contra el cuento", en la que detalla desde el inicio su planteamiento y va dialogando con las distintas defensas.

El tono es duro, pero no menos amoroso.  Sus anotaciones son genuinas y tiene muchos elementos para decir lo que dice, salvo que quienes amamos el cuento nos rendimos ante él como nos da la gana.  El cuento es como esa vieja madre que nos cobija cuando necesitamos reposar en su lecho.

No puedo interceder por el cuento ante este amado y odiado poeta, pero sigo valorándolo y considerándolo un gran invento, que si bien puede que no haya evolucionado con la fuerza transgresora de la poesía, me resulta atractivo, entretenido y versátil, por decir poco.