martes, 18 de diciembre de 2012

The Grinch, ese hijo rebelde del capitalismo religioso


Si usted ha sido catalogado como un Grinch y se siente feliz por pertenecer a una élite pseudo-burguesa rebelde, que ya encontró LA imagen excéntrica reivindicativa en la sociedad, puede que haya caído en el personaje menos indicado para tal objetivo.

La casa editorial Random House Mondadory publicó en 1957 un cuento muy peculiar llamado “How The Grinch stolled Christmas”, traducido muchos años después (2000) por una profesional cubana, con el título “!Cómo el Grinch robó la Navidad!”.  Luego el personaje se hizo famoso a través del cine y la televisión.

Los rítmicos versos anglosajones del Dr. Seuss, su autor declarado, relatan el suceso ocurrido en Who-ville una noche antes de la Navidad, cuando un personaje siniestro se propone detener la llegada de la Navidad.   Pero sus razones no son gratuitas, el hombrecito verde odia la temporada navideña y se angustia por la inminente llegada del ruido, la celebración y las canciones. 

Aunque el Grinch reaccione sobre los aspectos materiales o comerciales, esta historia resulta en una reivindicación de toda la tradición navideña, presentando estas observaciones como el resultado de un corazón chiquito.  Ya era raro que este antagonista de Santa Claus, ese gran símbolo del consumo que nos enseña a gastar el último efectivo en un regalo para “esa persona especial” (que, por supuesto merece un objeto comprado en alguna tienda como ofrenda de amor), fuera presentada como una persona sensata.   

El Grinch remata fuertemente en el corazón de sus lectores con un final melodramático, en el que devolverá los regalos, la comida y el árbol al reflexionar que la Navidad llega aunque no estén los accesorios cosméticos que la adornan. Esta acción le merece un gran reconocimiento y es que su autor decide que su corazón ha crecido unas tres veces (o sea, las dos que no tenía y una más) y es invitado a festejar con los Who de la fantástica aldea de Who-ville.

Es así como el Grinch se constituye como un aliado de Santy-Claus, que con sólo unas horas de reflexión, perpetúa la tradición, aún con más fuerza de la que antes tenía.  La reinventa, le devuelve su valor comercial y la eterniza como la época del año por excelencia para reunirse en familia, actuar con espíritu bondadoso y relajarse ante las preocupaciones del mundo.

Pero… esta Navidad que llega ¿debió irse?  ¿Tendríamos que esperar hasta Diciembre para ser buenas personas y estar alegres? ¿Acaso la unidad familiar es un asunto que debemos replantearnos? El asunto político-económico por el cual la Navidad se colocó cerca del Año Nuevo, nos puede acercar físicamente, pero no es cuestión de tomar aviones o autobuses, o saturar los centros comerciales para vivir humanamente.  Nuestra tendencia gregaria puede auspiciarse en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia.

No somos un Grinch, apenas – quienes deseamos un mundo mejor – somos gente que se duele por la deformación del mayor descubrimiento de la humanidad: la reunión alrededor del fuego.

martes, 27 de noviembre de 2012

Rip van Winkle … o pastillas para dormir


Me encantaría tomarme unas pastillitas para dormir mientras pasa el gobierno de turno, y despertarme cuando esta crisis de valores y esta angustia constante por las intervenciones urbanísticas de mal gusto desaparezca de mi país.  Ya he pensado varias veces invocar la suerte de Rip van Winkle, ese personaje simplón y a la vez mítico, que – agobiado por los reproches de su esposa y el aburrimiento de la colonia holandesa asentada en las tierras del “nuevo mundo” – se fue a las montañas de Kaatskill a relajarse un rato y despertó veinte años más tarde, cuando ya la situación política de su comarca había cambiado y su molesta esposa estaba muerta.

Este cuento está escrito de manera particular, sugiriendo que fue encontrado entre los manuscritos de Diedrich Knickerbocker, un famoso personaje de historias de Washington Irving, autor de nuestro cuento de hoy.  A su vez, este cuento se publicó por primera vez en una colección de cuentos escritos bajo el seudónimo de Geofrey Crayon.

Está lleno de explicaciones, referencias y aclaraciones, lo cual hace pensar que su autor quisiera convencernos de que creamos en la veracidad de la historia.  Recordemos que Irving le adjudica la autoría al personaje holandés Knickerbocker y tal vez por ello, hace a propósito que su redacción sea un poco rimbombante.  Más que como un cuento, está narrado como una leyenda.

Lo que lo hace diferente no es en sí el hecho de que un  buen hombre se durmiera por tanto tiempo, tema que ya había sido planteado por otros escritores en Europa, sino la conveniencia de este sueño prolongado que sirve de elipsis al gran cambio que representaba la Independencia de Estados Unidos.  De hecho, el pobre viejo saluda al Rey públicamente y es acusado inmediatamente de “conservador”, debiendo aclarar que se encontraba perdido y confundido por las circunstancias de su larga ausencia.

La construcción de este personaje ocupa el 80% de la narración, incluyendo una alusión al carácter de su hijo 20 años más tarde, quien resultó heredero de la presencia inocua del padre.  Sin embargo es claro que para la credibilidad de la historia se hace importante tener presente quién era su protagonista. 

De las cosas más preciadas de este cuento son las descripciones de Kaatskill, esas montañas que en el cuento logran juegos de luces al reflejar atardeceres y amaneceres en su singular geología y el humor con el que se burla de todo, incluso del cuento, diciendo que “no vale un ápice más de lo que pudiera”, como una especie de frase hueca.

En todo caso, Irving logró posicionar a Rip van Winkle como un clásico de la literatura norteamericana en cuento corto, planteando con él muchos temas que se resuelven con el largo sueño del viejillo de las barbas.

Yo sigo con la idea, esta noche marciana, de echarme a dormir por tres o cuatro años a ver si al despertar hemos cambiado, no sólo la pobre situación nacional, sino esta monarquía de trasnacionales que nos gobierna a escala mundial.  El problema es que – como dice mi pequeño – Rip van Winkle debió despertarse con hambre y con un aliento… 


[lea Rip van Winkle en http://www.eastoftheweb.com/short-stories/UBooks/RipVan.shtml y disfrútelo en su idioma original o busque una versión en español en la enorme web.] 


martes, 16 de octubre de 2012

¿No es una revista?


En Septiembre, mes al que le dedicamos la mayor parte del pensamiento creador y la energía al Festival Internacional de Poesía Ars Amandi de Panamá, me llegó a la casilla de correo electrónico un vínculo que anuncia ESTO NO ES UNA REVISTA. Tiempo atrás fue desechado por tan negativo aviso, pero una madrugada de martes, abrí curiosa uno de esos correos y me encontré con la producción de una... ¿revista? que verdaderamente no era como ninguna otra que haya recibido (y he recibido muchas).

El número de septiembre traía esta portada:


y decidí marcar el correo como "no leído".  ¿Ustedes saben lo que una decisión así implica?

Luego volví, lo abrí, y me dio la madrugada revisando todos los temas sobre la locura que se habían publicado en ese número.  Terminé por colgar el enlace en mi cuenta de facebook y - no conforme con eso - me aseguré de recibir sus actualizaciones, dando "me gusta" en su página social.

Loco es una palabra, que como dijo nuestra escritora Consuelo Tomás en la clausura del FIP Ars Amandi 2012, en este país "se ha ido vaciando de su contenido poético". De hecho, se ha desvirtuado, desde que en una propaganda política, un comerciante populista dijo estar "loco porque este país cambie" y al ser (ingenuamente) electo ha terminado exacerbando las conductas de corrupción que gobiernos y políticos de épocas remotas habían utilizado para enriquecer a su círculo vicioso.

Hoy - gracias a los algoritmos de facebook - he vuelto a mirar esta ¿revista? y clavé mi atención en un artículo sobre un documental realizado para contar la pasión con la que un grupo de científicos vive el hallazgo de la Caverna de Chauvet en Francia.  Y mira si las casualidades son tan lo contrario, que en el curso de emprendimientos culturales y creativos que me ocupa este mes, en la primera lección mencionaba  Gerardo Neugovsen, todo lo infinito que representa el descubrimiento de estos trabajos artísticos y su relación con la gestión cultural; es decir, con la importancia de la recreación de la vida de los pueblos.

¿Estamos todos locos? La vida se recrea en el arte, y el arte se devuelve a la vida en metáforas, miradas, en formas de contar de aquí, de allá; sin convenir en nada con la sociedad, pero matizando la sinceridad con la que el loco ... y el niño desvelan cándidamente la realidad.

Les invito a pasar por la ¿revista?, a suscribirse, a permitirse el aire y descubrir culturas, artistas, visiones de estos muros en los que a veces nos encerramos.  Les dejo con el No.22, un fascinante repaso por la locura.

martes, 7 de agosto de 2012

un cuento de Consuelo Tomás:


Regalo generoso de Consuelo Tomás para 
lectores de El Cuento de los Martes:

El Alba de los inmortales 

"Matamos lo que amamos."
Rosario Castellanos

Era muy pálida y de lejos se veía que le faltaba el aire. Era el suyo un silencio de campana abandonada. Su mirada, el borde los descubrimientos, un horizonte indefinible. Solitaria por vocación le gustaban la lluvia, los rincones, el olor a tierra húmeda y el lejano sonido del ladrido nocturno.

No supo entonces cuanto lo amaría. Crecía dentro de ella, sin saberlo, como una planta exuberante y selvática, esa pasión infinita. Fue alimentando ese perfecto animal de afecto con las desgarraduras del amor que experimentaría después, con los adioses que en más de una ocasión le vaciaron la alegría del rostro, con las batallas para mantener intactos los duendes de su sangre, la inocencia para renovar las fantasías y las quimeras, el descubrimiento de los colores más bellos en la paleta de sus amaneceres, una melancolía líquida que a veces se le escurría de los labios en los momentos de mayor soledumbre, así como también los demonios que le heredaron sus ancestros.

Era una niña de abismo, presintiendo su destino en uno ojos de fondo marino, en un cuerpo de cristal de roca, en la medida de una boca hecha para convocar los vientos y promover el retorno a los orígenes más puros.

Como una doncella de antiguos cuentos, ella sabía que no tendría el albedrío de las liebres en la pradera inmensa. No obstante, sabía también que en su vida no cabrían lo servil ni lo mediocre. Que su vientre no aceptaría los pretextos de la piel para presencias fútiles, no haría concesiones a los argumentos de la normalidad, no prestaría sus caricias para la domesticación de seres que se arrimarían a ella para fingir desamparos y cariños incompletos solo como una manera de estar y de pasar. Sabía que su centro, el fuego más pleno y verdadero, el vuelo suicida de sus alas frágiles al círculo de los vendavales, la fuerza para mirar el sol desafiando el todas las cegueras, serían para él, que llegaría no como un príncipe, si no como un pez iridiscente con el cuerpo devastado por la guerra y el dolor de ser, y una pasión de incendios entre las manos. Que no llegaría con flores ni canciones de marinero feliz en su libertad interoceánica, más si con las heridas abiertas de una historia encarnada sin glorias ni buenos presagios, marcada a hierro por todos los fuegos piratas, los barcos fantasmas, los cadáveres sublevados y una esclavitud acrisolada e innombrable. Portador de la ternura única del que regresa del mundo con una tranquila confianza en la lealtad de sus espíritus protectores, de sus muertos mas queridos.

Era la niña que fue. Infinita, insuficiente, frágil. Un animal asustado de sí mismo en los espejos del agua, caminando en la mitad del mundo. Intento de sacerdotisa para un templo encontrado en las profundidades, escondido a los mortales mezquinos y los depredadores de crepúsculos.

-Ven a mí- dijo él como un tigre de sonrisa dulce.
-Te estaba esperando- dijo ella con los ojos poblados de luciérnagas.
-Acércate- insistió él tendiéndole el puente de sus brazos.
-Tu respiración, es extraña, parece cargada de alfileres- dijo ella con un gato de duda deslizándose desde su voz.
-Son los años de tu ausencia que se me incrustaron en el pecho y aún me hieren cuando respiro- Dijo él dando la vuelta a la pagina del gesto. Ven- insistió como un río saliéndose del cauce.
-Sí- dijo ella y se acercó a su cuerpo de caminos desolados.

Entonces él, extrajo un cuchillo de su boca y lo enterró en el encaje de su cuello. Mientras todas las amapolas escapaban de su cuerpo y él, eludiendo el estúpido insulto del arrepentimiento, lloraba cristales rotos por esa evasión carmesí que volvía a dejarlo deshabitado, ella, súbitamente le lanzó, desde su mirada en fuga, los puñales de un olvido repentino.

          Cubiertos por una garúa de flores mínimas que se desprendía de un amanecer rosa encendido, fueron encontrados sus cadáveres y se celebró para ellos el funeral que se acostumbra celebrar a todos los destinados a la inmortalidad.

Consuelo Tomás
Panamá, 1994
(inédito, ineditísimo)


martes, 24 de julio de 2012

Este cuento crece.


El cuento de los martes le da la bienvenida hoy martes 24 de julio a la escritora panameña Consuelo Tomás como parte equipo de colaboradores integrado ya por Lucy Cristina Chau y Joao Quiróz.

“La Tomás” administra el blog La del Dragón, que pueden visitar cualquier día de la semana, y tiene una amplia experiencia en narrativa, así como en la conducción de talleres literarios en esta rama de la literatura.

Es escritora, actriz, editora y comunicadora social. Ha sido ganadora del Premio Miró en Poesía, Cuento 1994 y Novela 2009. Pertenece a la Asociación Cultural AlterArte, donde fue coordinadora en el Proyecto Carromato de Teatro Centroamericano en su primera etapa (2003-2008). Ha representado a Panamá en múltiples eventos internacionales de poesía y narración, pero tiene también una gran trayectoria en la radio y la televisión educativa. 

Yo que he tomado uno de sus talleres, a partir del cual produje mi primer libro de cuentos, puedo garantizar que sus análisis y comentarios serán amenos, atractivos y sobre todo no perderán el ojo de lectora ávida que es Consuelo.

Seguimos creciendo en miradas, conocimiento, maravilla y descubrimiento.   Feliz martes!



martes, 17 de julio de 2012

Kipling, escribiendo como niño


Tal vez la clave para escribir un buen cuento infantil se encuentre en la historia de Kipling al escribir Just so.  Esta colección se escribió desde el profundo afecto que el escritor inglés mostró ante la inminente muerte de su hija Josephine, quien tras agarrar una gripe en un viaje a los Estados Unidos con su padre, se fue debilitando hasta quedar dormida para siempre.

Effie tenía siete años, la edad en la que la fantasía y las preguntas sobre la vida se entremezclan en una sola persona.  Kipling, además poeta y periodista, utilizó la narrativa como medicina de alivio para su pequeña ya sin fuerzas.  Le contaba estos cuentos para que descansara y después de un tiempo de su fallecimiento, decidió escribirlos e incluso ilustrarlos personalmente.  Mandó la colección a su editor, quien los puso a prueba con su propio hijo, también de siete años.  Nicolas les puso nombre y pidió por ello una pequeña regalía, que más adelante le haría próspero, ya que los Just so se vendieron muy bien en su primera edición en Inglaterra.

Ilustración del cuento "Las manchas del Leopardo"
Yo me encontré una versión en castellano en una librería local.  Se llama Cuentos Exactamente así y hacen la salvedad sus editores (Ediciones Diada de Argentina) de que el sólo hecho de traducirlos ha sido una irreverencia para con Kipling y sus últimos deseos, pero que guardan la esperanza de que esta versión – en vez de ponerlos a descansar, como a la pequeña Effie – despierte niños, que es en definitiva “la función de la literatura”.

Pero no tienen por qué pelear ambos efectos.  En el caso de las historias de Rudyard Kipling, los cuentos tienen varias características, que por un lado pueden tranquilizar al niño más inquieto y por el otro, despertarle en imaginación y vuelo semántico.  Lo primero es que están muy bien contadas, con un ritmo que no te dejan ganas sino de escuchar el final.  Cada elemento que introduce es como una llave para abrir la siguiente puerta.  Luego es atrevido, como buen niño en el que se convirtió el autor para inventar estas bellas historias.  En esa misma línea, le da su propio sentido a la vida; da explicaciones fantásticas sobre hechos naturales que damos por sentados.  Además, trabaja la descripción generosamente. Estira, jala, ilumina y tuerce a sus personajes – casi todos animales – hasta darles forma en el intelecto. Y – tal vez – por último, otorga un por qué y un cómo, que son dos preguntas ejemplares cuyas respuestas siempre buscan los niños inquietos, inteligentes y creativos.

Cualquier otra técnica para literatura infantil como la onomatopeya o la repetición, pueden parecer hasta aburridas para los niños, si no se acompañan por esas respuestas que quieren de la vida.  Yo digo que Kipling se hizo niño con su niña y por eso sus historias deben contarse Exactamente así, como yo las encontré… o Precisamente así, como se las regalo a ustedes en este sitio donde las encontré en la maravillosa Internet donde ustedes y yo conversamos algunos martes. 

martes, 19 de junio de 2012

Suspensión de la incredulidad


Hay una grave enfermedad que usted puede tener sin haberse percatado. Las científicas del cuento, la llamamos Déficit de incredulidad suspendida.  Se trata de una habilidad mental natural con la que podemos disfrutar de un cuento.

También aplica para ver películas, telenovelas, profesar religiones, aceptar planes de gobierno de partidos políticos y reportes de bienestar social de parte de gobiernos que andan negociando con los bienes del Estado.  Claro, estos dos últimos usos son ya lo que se conoce como “malas prácticas en la suspensión de la incredulidad”.  Esto ocurre cuando abusamos de la facultad para creer, cuando perdemos el sentido común, cuando pensamos que nuestras acciones no tendrán consecuencias; en resumen, cuando no hemos logrado madurar.

Pero la suspensión de la incredulidad no tiene nada que ver con la inmadurez.  Ella es como un pase que el lector o espectador debe adquirir para poder disfrutar de la obra.  Sin esta, todo el esfuerzo literario se estrella contra el cuestionamiento innecesario.  ¿Acaso los lobos hablan? ¿Una nietecita no puede diferenciar un lobo empijamado de su propia abuelita? ¿Cómo vuela un ser sin alas? ¿De dónde salen tantas mariposas amarillas?

Hay que apagar ese motor y viajar en el piloto automático. Debemos firmar el contrato con quién ha escrito la obra y concentrarnos en la historia, suspender esa tendencia a desconfiar y dejarla para cuando el funcionario de gobierno nos diga uno de sus cuentos

martes, 10 de abril de 2012

Convocatoria [Radiador]


El fancine [Radiador] convoca colaboraciones para su próximo número con el tema Fauna Fantástica. De una a tres cuartillas en letra times new roman punto 12 y espaciado sencillo con textos sobre quimeras, mitologías interiores, demonios personales o similares, serán recibidas en el correo de radiadorfanzine en gmail.com

Recuerden incluir nombre, lugar y año de nacimiento, supongo que para los créditos, ya que [Radiador] es un proyecto mexicano que trabaja principalmente con jóvenes en sensibilidad artística, pero cuyo interés es la divulgación de literatura hispanoamericana como una forma de construir sociedad.

No dejen de pasar por http://molinodecuentoinfo.blogspot.com/ para que conozcan más de sus proyectos y vean la animación del mes que está buenísima.  También pueden ir descaradamente a ver cuento.tv y ver animaciones hasta que el mundo realmente se decida a mejorar (estamos a tiempo).

Ni más, mi gente, que pasen lindo martes (lo que queda) y sigan comiendo cuento los martes aquí en El Cuento de los Martes.

martes, 13 de marzo de 2012

Willie, el malo

Anoche, antes de dormir, me leí una entrevista que le hizo Leonardo Padrón – un periodista y escritor venezolano – al salsero Willie Colón.  Bajo el nombre de “El único deporte que yo aprendí fue a pelear”, todo el cuento se va por ese camino demasiado simple (pero nunca fácil), que ha sido la vida de este personaje de la salsa.
  
En resumen, es un tipo hábil y trabajador, que se ha pegado de artistas geniales para brillar.  Héctor Lavoe fue su tótem de bolsillo y su amuleto de la buena suerte.  Confiesa entre líneas que el puertoriqueño le abrió las puertas del mundo con su personalidad y su genio.  Luego se hizo de Rubén Blades para consolidarse, para entrar en el mundo de la “salsa consciente”, un género que ya no sólo gustaba a los salseros, a la gente “de pueblo” que encontraba en la música un camino hacia la ideología de la calle, sino a los intelectuales y pequeño-burgueses, que encontraban acomodo en el ritmo tropical con reflexiones sencillas, pero profundas.

Casualmente, en esa entrevista se puede entender con un cristal de aumento, que las misteriosas diferencias que separaron a Willie de Rubén se dieron en el ámbito de lo moral.  Porque parece que mientras Rubencito es de los que ponen la cara y aguantan el golpe, como lo explica gráficamente la carátula del long play Metiendo Mano; Willie Colón es de los que están detrás de la jugada, en la estrategia para ganar.

Cuenta el entrevistado que desde los trece años trabaja y mantiene a su familia, que fue hijo de un malandro, que él mismo llevó por apodo “el malo” y que ahora es asesor político de un alcalde.  Sueña, eso sí, con retirarse, pero le teme tremendamente a la pobreza.  Y es tal vez por eso que sigue siendo un poco ese “malo” detrás de quien se esconde para sobrevivir. 

Willie Colón es leyenda viva, es historia de América Latina, es un visionario también, un empresario que aprendió a reconocer el éxito y a meterle el diente.  Yo nunca lo he visto hablar demasiado de lo que hace y cómo lo hace, y eso lo confirma en esta entrevista, en la cual habla del Bronx como su dominio, uno por el que luchó desde pequeño, donde vio que para sobrevivir a la discriminación racial, social y regional era necesario alcanzar pronto la fama y la fortuna.

Padrón termina la entrevista con un par de preguntas tontas (ya nos dijo repetidamente que estaba bajo presión), que su interlocutor ni siquiera contesta, pero deja claro que es un hombre práctico y muy consciente de su lugar en el mundo.  No hace demasiados alardes, pero posa con su trombón dorado y su sonrisa de saber mucho de la vida.





martes, 28 de febrero de 2012

Cuentos chinos

Para los amantes del kindle y demás aparatos electrónicos que emulan libros, una piecita fundamental de la cultura panameña: Anclados en el ayer. Cuentos chinos de Sonia Fledderjohn a bajo costo. Se trata de una colección de historias que se entrelazan, casi como una novela y que narran ese eslabón vital para entender Panamá.

En este libro, la autora aparece como personaje testigo, y va llevando al lector de la mano por esos laberintos por los cuales sin ayuda no se puede penetrar.  Si bien es una historia particular, sobre una familia de origen chino, muchas de sus notas sobre la cultura chino-panameña se convierten en referentes, incluso para entender eso que podríamos llamar "lo panameño".

Su estilo narrativo es accesible a todo público.  No se mete en lenguajes complicados ni mucho menos intelectuales.  Dialoga con su lector, permitiendo a la vez ese aire necesario para procesar algunas tramas aparentemente increíbles.   No se puede negar que tiene un aire garcíamarquiano, si se me permite la licencia, pero sale por sí sola de esta posible etiqueta con esas generalizaciones que dan cuenta de una narradora muy consciente de lo peculiar de su relato.

Fledderjohn y este otro personaje que casi no se ve, la investigadora y recolectora de las historias, su hermana, dan con un secreto bien guardado de Panamá.  Sin embargo lo tratan como algo natural, un hecho consecuencia de conspiraciones inaccesibles que llevaron a miles de asiáticos a fundar en Panamá una cultura que ni es china, ni se le parece.

De hecho, parece un cuento chino, porque tienen tantos enredos y elementos asombrosos, que a una le da por fruncir el ceño en franco escepticismo con la narración, pero si, si uno pregunta entre los mayores, asentirán y acto seguido dirán que si, que los chinos tenían sus costumbres y que los panameños también...

Así que estas memorias, ancladas en el ayer, como reza el título del libro - que también puede conseguirse en librerías panameñas - son toda una revelación para mi generación y para las que siguen, y ¿por qué no? una también para las generaciones anteriores, que nunca terminaron de entender cómo se llenó el país de tiendas chinas y de paisanitos con nombres criollos.

Una vez más, el nefasto personaje histórico de Arnulfo Arias Madrid, aparece como el responsable de tanta mala vida para el país y los suyos.  Dolor de cabeza de chinos, negros e hindúes, este aspirante a nazi se convierte en el motivo para huidas, escondites y disfraces que los chinos también usaron para sobrevivir en pleno siglo XX, cuando la humanidad empezaba a civilizarse ampliamente y Panamá seguía persiguiendo "razas indeseables".

Y aunque no todos los chinos se cambiaron el nombre y no todos siguieron los caminos de la familia aquí descrita, estas historias no pierden valor, sino que alimentan a las que seguramente vendrán en los próximos años, cuando finalmente podamos re-escribir la historia desde el punto de vista panameño.

martes, 31 de enero de 2012

Biruta


    Biruta, cuento de la pluma de la escritora brasileña Lygia Fagundes Telles que narra un instante del día a día de Alonso, un niño que trabaja haciendo quehaceres en una casa de familia  y su perro, el tierno, gracioso y travieso Biruta.
    Es navidad y obviamente todo es diferente, Alonso comerá solo  mientras Leduína, la sirvienta, y sus patronos se van a gozar del día festivo, pero Biruta hoy, como tantas otras veces, ha hecho de las suyas, mordiendo todo lo que encuentra a su paso. Usualmente lo que muerde son prendas de vestir de los patronos o de Leduína, lo que causa el enojo de todos. Alonso se preocupa mucho, pues sabe que Biruta no se ha ganado la voluntad de la gente en casa y regañará al perro para que cambie y  se porte bien, incluso invierte un dinerito en un regalo navideño que quizá mantenga distraído a Biruta, Alonso cree que con ese regalo ya no tendrá que morder las cosas de los otros.
   Van llegando las remembranzas y los golpes del palo de escoba en las manos de Alonso se van haciendo vívidos, doña Zulu las golpea frenéticamente, con el mismo gusto con que peina sus cabellos. Biruta robó el bistec, Alonso otra vez asume la responsabilidad.
    Estamos ante un cuento en el que las situaciones dadas reflejan lo más humano de las personas, sean estas demostraciones de profundo amor y compasión, o por el contrario, de maldad y de engaño.
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Lea Biruta en www.mediocerrado.com

martes, 3 de enero de 2012

Columnas escogidas (de Fernando Contreras Castro)

Fernando Contreras Castro

COLUMNAS ESCOGIDAS

Primero dibuje la columna vertebral de la espalda;
Luego vístala por pasos, con cada uno de sus músculos,
 uno tras otro, y añada los nervios, las arterias
y las venas a cada músculo. Además, marque las vértebras
a las que están unidos, qué intestino entra en contacto
con ellos, qué huesos y otros órganos, etc.
Leonardo Da Vinci.
Cuadernos.
Parte segunda.
VI. Anatomía.


Prólogo del Autor

La presente es una selección de columnas en torno a variadas temáticas de la vida cotidiana.

Se ofrece a los lectores un compendio de diferentes argumentos por considerarse cuando sea oportuno, razón por la cual dichas columnas no aparecen en diarios ni revistas, pues resulta del todo imprevisible el momento de su máximo provecho y utilidad.

Si algún lector encuentra que ha llegado el momento de publicar alguna de las columnas, deberá hacerlo bajo su cuenta y riesgo en el medio público de su elección, asumiendo así la responsabilidad por los contenidos, dado el caso de que resultasen lesivos u ofensivos para la sensibilidad de otro.

Comprendido o anterior, el autor de estas líneas queda absuelto a priori de toda culpa y responsabilidad por los daños que pudiera causar esta lectura a terceros.
F.C.C.


Argumentos a favor de
ofrecer al público el
“Programa Borges”

1

Ya no sabremos si al bibliotecario ciego esto le hubiera parecido una maravilla o una aberración. Es claro, eso sí, que el IB. hubiera cambiado la historia de la lectura. (El libro incorporado, o interiorizado, es la técnica y la tecnología de transmitir al cerebro humano el contenido puro y puntual de un texto literario).

Sin prescindir del lenguaje escrito, entre otras cosas por no sacrificar el estilo personal de los escritores, y sin uso de sonido alguno, ni de imágenes predefinidas, porque no hubiera habido en ello mayor diferencia con el cine, el  IB. (inner book) pudo haber sido el punto de encuentro absoluto y definitivo entre el cine y la literatura, y al mismo tiempo, el aniquilamiento de ambos.

Es del criterio de este columnista que el Programa Borges, incluidos los experimentos, y los expedientes de los sujetos experimentales, deben ser desclasificados, para ponerlo al alcance de quien pudiera desarrollarlo como un bien cultural sin fines de lucro.

El programa debe ser publicado en revistas científicas, y en periódicos, sin censura. Debe ser sencillamente expuesto a la opinión pública.

El bibliotecario ciego hubiera apoyado el programa, seguramente. Hubiera bendecido el programa.

El conocimiento del cerebro humano quizás no se complete nunca. La estimulación de ciertas áreas revela ciertas cosas que no pueden darse por sentadas por no poderse asegurar que se repitan idénticas de un individuo a otro, aunque así parezca en las generalidades, aunque lesiones similares, por ejemplo, produzcan reacciones similares, y los mismos fármacos generen respuestas muy parecidas entre personas muy distintas. Tal vez haya denominadores comunes a un nivel  estructural físico, pero al de la conciencia y la subjetividad, ya se sabe, no hay dos que reaccionen de igual manera.

El ciego de Ginebra, “el ciego integral”, como lo llamó Cortázar en alguna ocasión, habría planteado, sin imaginarlo, los cimientos teóricos del programa con su solo enunciado de que “los libros se escriben los unos desde los otros”, y habría revelado con esa misma sentencia, sus infinitas posibilidades.

Cortázar por su parte, con su obsesión por ganarse la complicidad del lector, hubiera seguramente encontrado fascinantes las impredecibles puertas que prometía abrir el IB.

Al ser el IB. un programa capaz de transmitir la secuencia de imágenes que son las letras, palabras, oraciones y párrafos de un texto literario, sin mediación de imágenes de ninguna otra naturaleza, al cerebro de una persona, hubiera significado para los ciegos, por ejemplo, la posibilidad de “leer” como si pudieran ver, y a los videntes, la de leer como si fueran ciegos, porque aún siguiendo los mismos principios y mecanismos ópticos de la lectura, ésta se hubiera realizado a ojos cerrados: no hubo uno entre los sujetos experimentales que pudiera mantener los ojos abiertos una vez comenzada la transmisión, como si los párpados decidieran cerrarse por ellos mismos, ajenos a la voluntad del “lector”; porque con las primeras secuencias de letras les sobrevenía una suerte de “estado alterado de conciencia”, de semi sueño, o ensueño, al mismo tiempo que se registraban inusuales actividades en sus cerebros, y vasos conectores imprevistos entraban en acción; zonas, en principio bien cartografiadas y conocidas, se comportaban de manera “anómala”, en el criterio de los neurólogos y demás especialistas del equipo.

Sujetos experimentales de múltiples y muy bien diferenciadas procedencias, fueron sometidos al Programa Borges por diferentes períodos, y en distintos estados físicos y condiciones emocionales, es decir: a la estimulación del nervio óptico por fototransmisión fría de alta velocidad de datos reconocibles por los sujetos como caracteres alfabéticos de su pleno dominio, cuyo ordenamiento y secuencia fija equivalía a algún un texto de la llamada “literatura universal”.


Argumentos a favor de
ofrecer al público el
“Programa Borges”

2

En su prólogo a la primera edición en castellano de “Las Enseñanzas de Don Juan”, de Carlos Castaneda, Octavio Paz señala que “La verdadera defensa de la obra consiste en irritar y seducir la atención del lector con un texto que pueda leerse de muchas maneras”. (15 de septiembre de 1973).

Para la época en la que Paz escribía esas acertadas palabras, era impensable, inimaginable un programa capaz de transmitir al cerebro humano la experiencia de la lectura lineal, como lo logró el Programa Borges.

Refiriéndose al “Finnegans Wake”, Paz agrega que “cada frase y cada palabra es un haz de sentidos, un puñado de semillas semánticas que Joyce siembra en nuestras orejas  la esperanza de que germinen en nuestra cabeza”.

Joyce tampoco hubiera imaginado que sus búsquedas literarias pudieran llevarse a las últimas consecuencias con ayuda de un ordenador y un par de dispositivos de transmisión.

Milorad Pavic, fue quizás el único que  vivió lo suficiente como para ver realizado su desmesurado sueño de la obra con infinitos finales posibles. El rumor de que se contó entre los sujetos experimentales no se ha comprobado hasta la fecha. Pero se dice que se sometió al experimento con la condición de le fuera transmitida una obra suya. También ignoramos cuál, aunque se ha dicho siempre que se trató de su poderoso “Diccionario Jázaro”.

El Programa Borges, finalmente, es la materialización de una fantasía perversa de escritores, neurólogos, oftalmólogos, psicolingüístas e informáticos, brutalmente censurada por diferentes instancias del gobierno, como se sabe, presionadas por los defensores de los intereses de importantes casas editoriales y productoras cinematográficas, ante la amenaza que creyeron atisbar, no sin razón, en el hecho de que por fin y sin lugar a dudas, este programa haría del lector el autor definitivo y soberano de la obra que leía.



Argumentos a favor de
ofrecer al público el
“Programa Borges”

3

Semejante al efecto narcótico de los psicotrópicos, el Programa Borges sumía en una suerte de ensueño a los sujetos experimentales, como quedó dicho, una vez iniciada la sesión en la que les era transmitido un texto literario.

La controversia inició en el momento en que el equipo se declaró incapaz de contener y dirigir la atención del lector al contenido puntual del texto.

Fuentes extraoficiales revelaron que fue eso lo que llamó inmediatamente la atención de Pavic (previamente informado y consultado acerca del Proyecto), y su interés por someterse a la experiencia. Se dice que el autor serbio, después de una sonora carcajada, declaró: “siempre hemos sabido que no existe tal cosa llamada contenido puntual de un texto”.

Se sabe que no hubo dos sujetos experimentales que narraran una experiencia ni siquiera similar después de habérseles transmitido simultáneamente un mismo texto, en idénticas condiciones, a la misma velocidad.

Puesto en los términos de Paz, se demostró que cada palabra, cada letra, seguramente, era un haz de sentidos que se disparaba por la vida entera de cada lector; que cada oración, quizás, era una alfombra voladora que usaba a su antojo para llegar a imprevisibles lugares de su imaginación. En última instancia, se demostró que el texto, sin importar cuál, era apenas la ínfima chispa matriz de un incendio forestal, que de ahí de donde muchos sujetos experimentales se habían acostado para que les fuera transmitido, por ejemplo: “Como todos los hombres de Babilonia, he sido procónsul; como todos, esclavo… ”, o bien: “No es que Kublai Kan crea en todo lo que dice Marco Polo cuando le narra las ciudades que ha visitado en sus embajadas…”, ninguno de ellos se levantó para decir que había leído a Borges o a Calvino, sino que, sin excepción, cada uno narró una historia-vivencia radicalmente distinta tanto del texto de partida, como de las de sus compañeros. Y sin excepción, cada uno mostraba un estado anímico igualmente particular.



Argumentos a favor de
ofrecer al público el
“Programa Borges”

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De “insondable”, fue clasificada la combinatoria, y con ello en realidad se aludía a la similitud entre la experiencia producida por los psiquedélicos en la bioquímica de la conciencia, y la producida por el IB.

Se dijo que el sujeto sometido a una sesión con el “inner book” vivía no la experiencia de la lectura, sino la de los estados alterados de conciencia, que si bien podrían tener ciertas virtudes terapéuticas en casos extremos de enfermedad mental, su libre circulación en la sociedad y la cultura podría equivaler a la legalización de las drogas psicoactivas, argumento que acabó de convencer a los jueces de dar por terminados los experimentos y por cerrado el caso del Programa Borges por ser perjudicial a la salud pública.

A nuestro entender, el argumento de la salud pública resulta débil, cuando no ridículo, empezando por el hecho de que la experiencia del IB. sólo puede ser íntima e individual, imposible de socializar, a lo que se suma la corta duración de esta, no más de tres minutos cuando se trata de las obras más extensas de la literatura universal, con la ventaja de que su uso no deja huellas ni consecuencias físicas en las personas, las cuales están, en principio,  inmediatamente después de la experiencia, en condiciones de reanudar su vida cotidiana.

Creemos “leer” en la sentencia una suspicacia diferente: el IB. resulta amenazante no porque funcione como una droga, sino porque surtió un resultado inverso al esperado, entiéndase, en vez de producir en el sujeto la experiencia de la lectura pasiva (si tal cosa existe), produjo la del creador activo.

“Podemos dominar a millones de lectores, pero no así a millones de creadores”, podría formularse así la gran conclusión de La Corte Suprema de Justicia.

El IB. fue concebido como un instrumento al servicio de la educación. Se llegó a pensar que facilitaría el aprendizaje de lenguas extranjeras y de las matemáticas, por ejemplo, pero al ser probado con la literatura, reveló que la experiencia de la imaginación sin límites ni inhibidores producía en la persona una experiencia de libertad que sí podía tener repercusiones sociales, como la “desadaptación”.

Se dijo que un “viaje de IB”, como se le llamó finalmente a la experiencia, era equivalente a la del sueño que, en términos psicoanalíticos, trascendía las barreras de la represión, pero con el agravante de que la persona lo recordaba minuciosamente al terminar; cosa que los especialistas calificaron de extremadamente riesgosa para la integridad psíquica de los usuarios.

Terminamos esta columna declarando que discrepamos de las razones de los especialistas tanto como de la sentencia de La Corte, y sugerimos a los lectores que mediten en torno a las siguientes observaciones, una por punto cardinal.

1)    El viaje de IB. sólo potencia lo que ya de por sí produce la experiencia artística, no solo de la lectura.

2)   La exploración interior que permite el viaje de IB. es profundamente reveladora de contenidos importantes para la relación del sujeto consigo mismo y con su entorno social.

3)   La libertad que experimenta la persona posteriormente al viaje de IB. podría llevarla a entrar en conflicto con los valores defendidos y promulgados por los diferentes sistemas políticos y religiosos en el mundo, con consecuencias impredecibles.

4)   La democratización del uso del IB. podría promover cambios en las estructuras sociales a favor del individuo.