martes, 26 de diciembre de 2017

El arte del entretenimiento




Si hubiese sabido que era un musical, no entro al cine.  Me ponen de mal humor los musicales, se me hacen largos y muy planchaditos... pero tengo que admitir que El Gran Showman es una de las películas que no me arrepiento de haber visto en la pantalla grande.

A simple vista se trata de la vida de Barnum, un comerciante cirquero que se especializó en el arte del entretenimiento en Estados Unidos.  Era un vendedor de humo con una visión impresionante para sacar provecho a lo extraño.  Lo raro se convertía en extravagante y sobre todo en potencial productor de dinero.  Conforme la historia va terminando, no puede una sino sentir la vibración de que todo tiene un potencial increíble, menos lo uniforme, lo estándar, lo normal.

Lo maravilloso es que si me das la biografía de Barnum, si me hablas de los famosos carteles del circo de Barnum y Baileys, yo no le hallo nada lindo, ni inspirador;  es más, me parece la misma historia de Disney o CocaCola, que es hacer plata a punta de ilusiones; sin embargo, El Gran Showman hace de la historia un entretenimiento total.  No sé si es que yo apagué el botoncito de la incredulidad, pero me dejé llevar por la fantasía, aún sabiendo que el hombre más alto del mundo andaba en zancos, que el más gordo tenía rellenos y que si algo caracteriza a esto de los circos es la crueldad que se requiere para entrenar a los elefantes y demás animales.

Desde el momento uno, la historia te pone del lado del protagonista.  De ahí en adelante lo que haga, te parece genial y más si lo hace con estilo.  Ayuda bastante que una ya le simpatice Hugh Jackman, que a una le guste la gente rara y que se hable de diferencia de clases desde abajo, pero la verdad es que la manera en la que está contada, te envuelve.  

No se diga, más.  Si van a pasar por las salas de cine esta semana, diviértanse un rato, déjense llevar por el niño interior, de cuando el circo no representaba un problema moral, sino el deseo de magia en sus vidas.

martes, 12 de diciembre de 2017

Al papel


A partir de ahora, seremos más; porque hoy comencé a publicar una columna semanal en el diario El Siglo de Panamá.  La van a encontrar todos los martes y con ella, esta historia  - el cuento de los martes -  llegará un poquito más lejos en su alegre tarea de compartir un poco de literatura y de la cultura al rededor del cuento.

Los contenidos van a ser distintos a los que acostumbramos a publicar por aquí, ya que acá ya somos varios los que aportamos salsa al tema, pero si fue una feliz coincidencia que me ofrecieran el espacio exactamente los martes.  No sé, lo vi como una de esas señales obvias de la vida y si íbamos a hablar de literatura todos los martes, estaba claro que ese día me persigue como el momento ideal para detener el ritmo acelerado y darse el placer - aunque sea pequeño - de meterse en la lectura y en la filosofía de la vida.

El artículo de hoy lo pueden encontrar aquí, ya que este diario tiene una versión digital para aquellos que ya no quieren al papel.  Van a ver que es bastante cortita y que se lee de un tirón, pero siempre invita a seguir leyendo y a inspirarse en sus propios gustos en literatura. 

Con el relajo, ya vamos por catorce años de comentarios, recomendaciones, encuentros, lecturas, peñas y muchas más historias que nos han acercado desde las épocas del correo electrónico hasta las redes sociales.  Hoy pasamos a este periódico, que seguro pasará por muchas manos antes de atrapar agua en el piso de alguna casa.  Encontraremos más lectores y más gente que escriba cuentos sobre nosotros, que hace mucho tiempo ya nos cansamos de los príncipes y las brujas malas.

Gracias y que disfruten siempre el cuento de los martes. 

miércoles, 23 de agosto de 2017

Cuento: Crónica del suicida


Por: Consuelo Tomás Fitzgerald

1. Como en las películas

Como en las películas, se acicaló lo mejor que pudo. Bañado, peinado, con zapatos lustrados y corbata. Como en las películas, aseguró las llaves, las monedas y el maletín donde va el arma cargada con doce balas. Doce. El número mágico. Doce años atrás su esposa lo había dejado por un músico joven de pelos alborotados. Doce meses atrás, su único  hijo había muerto atropellado por un sujeto que miraba su celular mientras conducía y no se dio cuenta de la bicicleta y su conductor. Hacía doce días lo habían despedido. “Debemos prescindir de usted” decía la nota. El sabía perfectamente que lo sustituían por un muchacho 30 años más joven, de esos que saben todo de aparatos, aplicaciones, dispositivos, y lo resuelven todo apretando botones. Formados en la universidad del Wikipedia y el gugel.  También como en las películas, dejó todo ordenado en el pequeño estudio. En la mesa la orden de desalojo. Todo recogido, en su lugar. Algo que su madre, que lo crió sola, le había enseñado con mucha precisión cada uno de los días que duró su existencia.

2. La circunstancia

En el pequeño café del centro comercial, los dos únicos dependientes que han ido a trabajar ese día, se afanan por atender a los clientes que exigen como si fueran los únicos. Sirven lattes, capuchinos, americanos, mocachinos. Van de un lado a otro casi delirantes pensando en la propina, hoy es un día bueno, la semana ha sido mala. Los clientes están distribuidos en las mesitas cada uno con su teléfono, moviendo los pulgares. Cuando les traen el pedido, ni siquiera miran a quien se los trajo. Ni siquiera murmuran un gracias, solo mueven los pulgares. Tal vez digitan “gracias” y piensan que quien les atiende se da por agradecido. Algunos ríen de lo que ven en la pantalla, otros arrugan la frente, o mueven negativamente la cabeza. Es un día bueno para el negocio que abrió hace apenas dos meses y batalla por competir con los cafés de nombres en inglés, franquicias todopoderosas que no perdonan a los ilusos “emprendedores” locales. Todo tranquilo. Todo bien. Todo en orden, nadie hablando con nadie, todos juntos allí, ignorándose mutuamente. Comunicándose con quien no está.

3. El suceso

Así están todos. Sentados, solos. Con la mirada puesta en el aparato que tienen entre las manos. Nadie ha tocado su café. Las conversaciones con alguien más allá, alguien que no está aquí pero no hace falta que esté, bruscamente se ven interrumpidas. Nadie se percató  del hombre con corbata que entró al local. El rabo del ojo no quiso ser atento a nada. Solo la pantallita rabiosa, en la distracción sublime. Los dependientes tampoco, porque al terminar de servir a los clientes, cada uno tomó su respectivo aparato e inició su propia conversación. Bum bum bum bum bum bum bum bum bum bum bum bum. Doce tiros completados. Once conversaciones interrumpidas. Porque la última bala del cargador, se la regaló él mismo. En medio de la sien.


4. Del otro lado

Sujeto 1.
Chat: Oye, ¿ya sacaste la plata del banco? ¿Me vas a pagar?
Chat: Lo siento bro, no me ha llegado la transferencia
Chat: ¿Cóoomooo?
Chat: sí, no se ké puede haber pasado,
Chat: habla con el bco
Chat:…..
Chat: ¿¿¿¿???

Sujeto 2:
Chat: ¿Dónde estas?
Chat: Q t importa?
Chat: Solo pregunto oye
Chat: ¿Me estas controlando?
Chat: oye nada más preguntaba
Chat: ¿y tu dónde estás?
Chat:…..
Chat: Ves, tu me controlas y no me contestas
Chat:…
Chat: Bah, me voy, cuando se te pase me llamas

Sujeto 3:

Chat: Viste a la aweva esa lo mal que fue vestida?
Chat: Ay sí pobrecita
Chat: Pobrecita que si el marido tiene más plata quel carajo
Chat: ¿Y tu vas esta noche a la gala del festival?
Chat: …
Chat: ¿Vas? o lo estas pensando
Chat:….
Chat: ¿¿¿??

Sujeto 4:

Chat: Gordi, necesito que me haga un favor
Chat: ¿cómo qué o que?
Chat: ¿me pasa a recoger al mol porfis?
Chat: oiga, ¿usté cree que yo soy su chofer o qué?
Chat: ay no sea malito gordi tengo muchos paquetes
Chat: bueno, está bien, dónde está
Chat:….
Chat: ¿si no me dice dónde está cómo la voy a encontrar mija

Sujeto 5:

Chat: Papi, ya salí del médico
Chat: Qué bien mi amor ¿ya vienes?
Chat: en un ratito, me estoy tomando un café
Chat: ¿te dio fatiga? Eso es normal cuando estás así ¿no?
Chat: puesss no se pero me dieron ganas jajaja
Chat: y ¿qué te dijo el médico del ultrasonido?, ¿que va a ser niño o niña?
Chat: …..
Chat: ¿Mami? Niño o niña
Chat:….
Chat: ¿Mami?

Sujeto 6

Chat: ¿oigan vamos al cine?
Chat: ¿qué estan dando?
Chat: una de miedo, bien buena parece
Chat: No me gustan las de miedo
Chat: a mí tampoco, mejor una de cómicas
Chat: Ay noooo deja la aweason
Chat: bueno entonces….
Chat: ¿entonces?
Chat:….
Chat: jelouuuuuu¿?

Sujeto 7

Chat: Hola, ya llegué
Chat: ¿cómo te fue en el viaje?
Chat: super
Chat: ¿me trajiste el libro que te pedí?
Chat: claro, acá lo tengo, te espero en el café
Chat: ¿lo cargas contigo?
Chat: sí, iba a pasar a tu casa pero está lloviendo
Chat: ok espérame ahí que ya llego
Chat: ¿sabes cuál es el café?
Chat: ay no, dime porque ahora hay muchos en ese mol
Chat:…..
Chat: entonces?






Sujeto 8

Chat: ¿Me perdonas?
Chat: ¿por qué habría de hacerlo?
Chat: tienes razón
Chat: mejor hablémoslo personalmente
Chat: ¿dónde estás ahora?
Chat: en el café
Chat: ok, voy para allá, me esperas?
Chat:….
Chat: ¿me vas a esperar?, llego rápido
Chat:…
Chat: voy para allá

Sujeto 9

Chat: dice mi mamá que no te olvides de recoger
           A Puki en el vet
Chat: no puedo, tengo que ir a ver a tu abuela
Chat: viste, ella no puede estar sin Puki
Chat: sí, creo que la quiere más que a mí
Chat: ay papa, no digas tonterías
Chat: es verdad, se preocupa más por esa perra que por mí
Chat: ¿vas a pasar? ¿La vas a buscar?
Chat:….
Chat: viste papa, le diré a mamá que vas ¿sí?
Chat…
Chat: ¿papa?

Sujeto 10

Chat: gente, ¿hicieron la asignación de teoría?
Chat: qué pereza
Chat: déjense de vainas que es la mitad de la nota
Chat: es que yo no entiendo nada
Chat: yo tampoco
Chat: yo les puedo explicar, si quieren
Chat: ay  siiiii
Chat: las espero en mi casa hoy en la noche?
Chat: a qué hora?
Chat:…
Chat: te parece las ocho?
Chat:…
Chat:¿?


Sujeto 11:

Chat: chuzo, ya no aguanto ese trabajo
Chat: no renuncies, los trabajos no están fáciles
Chat: pero es q siento q no es lo mío
Chat: ok, vamos a hacer algo
Chat: ajá
Chat: tráeme mañana tu curriculum
Chat: ¿serio?
Chat: veré si te puedo colar acá en producción
Chat: cha, tu eres lo máximo mopri
Chat: ¿a ké hora me lo traes?
Chat:…
Chat: ¿tonse? A q hora?
Chat…
Chat: ¿?


Epílogo

Luego  la policía, los forenses, las ambulancias. Caos, curiosos, luces intermitentes, sangre confundida con café latte, capuchino, americano, mocachino. Vidas perdidas. Desde el suelo, los aparatos pitando con insistencia. Nadie se dio cuenta que moría. Especulaciones, teorías, estupor. ¿Quién era el asesino? ¿Un terrorista? Alguien toma una foto de los cadáveres. La foto se vuelve...viral.