martes, 9 de octubre de 2007

La Teoría del Vacío

Mi querida Tatiana me manda desde Guatemala un forward de esos "interesantes" con esto de la teoría del vacío, poniéndome a pensar un poco cuántas cosas acumulo por esa manía de conservar. Recolecto y guardo hasta casi no tener espacio para recibir nuevas cosas, y eso incluye pleitos, amores y miedos.

Precisamente hoy me estaba lamentando de haber prestado mi libro de cuentos "La Plaza de los Poetas", del escritor hondureño Alvaro Cálix. Luego me pregunté ¿para qué agregarlo a la torre que se levanta sobre la mesita de noche? Eso no sería lo peor, sino relegarlo al librero del pasillo, ese que sólo vuelve a la vida cuando queremos citar a un autor, revisar un texto que aparece fantasmagóricamente en el recuerdo, y para enseñarle a cualquier incauto la colección de publicaciones de tal o cual. Si soy injusta lo dejo ahí. Si no, lo presto, lo regalo o lo devuelvo a la mesita de noche para volverlo a querer.

Tony me pregunta -tal vez con cierta alevosía- cuántos libros he vuelto a leer (sin contar los de poesía, porque hay unos que seguramente retomé unas quince veces como los de Chuchú y los de Orestes Nieto), y yo no le contesto porque me parece odioso recordarme la inconsistencia.

1 comentario:

  1. Odio la petulancia de los que tienen muchos libros. Cuando alguien me dice que tiene una biblioteca enorme, siento que es un acomplejado.

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