martes, 29 de septiembre de 2009

Luis Barrantes, la oralidad en rescate

Hay historias que nacen sin avisar, y la de Luis Barrantes como cuentero comenzó cuando un invitado suyo no pudo llegar al evento, y tuvo que asumir el micrófono para entretener a los asistentes. Desde entonces, supo que también podía contar historias. Pero entre tumbo y tumbo se enteró de que lo que mejor le salía era contar lo que había escuchado por ahí, las herencias de la oralidad, las vainas de los amigos, etc. Por eso nuestro invitado de hoy no se nutre de lecturas específicas para ejercer el oficio de cuentacuentos. Lee mucho, eso si, pero insiste en narrar lo que escuchó.

Lo conocí el martes pasado en camino a Xelajú, un pueblo de origen indígena en Guatemala. Coincidíamos en una reunión del proyecto Pacto por la vida de la UICN, cuyo propósito era propiciar el diálogo entre gobiernos locales, gestores culturales y artistas de Centroamérica. Así como suena de improbable, resultó ser una unión natural, casi como hechos los unos pa' los otros. ¿Y quién no lo va a creer? Si viera cómo Luis Barrantes se apropia de la anécdota de la vice-alcaldesa colonense y la convierte en sabiduría popular, en cuento de tardecita, en concierto de sonrisas. Pero eso no es lo mejor - aunque parece - sino que unos descubrieron y otros confirmaron que en los espacios locales nace la vida comunitaria y se recoge lo popular.

Es así como este cuentero costarricense, de expresividad sencilla y gesto elocuente, expresa la vida y nos invita a rescatar la oralidad, a escuchar a nuestros viejos, a nuestros niños, a quien tenga una historia que compartir; para entendernos, para recordarnos, y sobre todo para rescatarnos a nosotros mismos del olvido.


La foto es de Andrea Díaz-Perezache, de la Agencia fotográfica ASA 50 de Costa Rica.

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