martes, 7 de julio de 2009

Pequeñas criaturas: La elección

Rubem Fonseca es un escritor brasileño nacido en el año 1925. Su primer libro, Los prisioneros, aparece en 1963, por lo que se considera que empezó el oficio de escritor un poco tarde. Esa consideración, sin embargo, no afecta el frescor de sus relatos. No los conozco todos, pero si un par, y las críticas en general le otorgan un especial sentido del humor para detallar las cosas de la vida que en otros escritores resultan un tanto secas.

Hoy tengo en mis manos el libro Pequeñas criaturas y he leído el primer relato de la colección, de nombre "La elección". Su protagonista se va descubriendo sin apuros, mediante pensamientos que hila para tomar una decisión. Con estos, que más que todo son recuerdos y deseos, nos va dando los datos que arman su expediente. Incluso, es casi al final que nos enteramos de su sexo, de por qué no puede hacer las dos cosas que quiere y de por qué la molestia con su hija.

De su nombre, no se menciona ni una señal, pero eso pierde importancia ante la posibilidad de compartir las pequeñas alegrías que le proporciona, por ejemplo, ver sus dientes después de limpiarlos por media hora. Cuando nos habla de la comida, casi nos convoca a probar el bocado, como para disfrutar con ese mismo entusiasmo las posibilidades de la boca en comunión con un plátano que se "saborea mejor" como una pasta. ¿No es acaso lo que ya sabemos hacer, pero dicho por alguien que lo está disfrutando a plenitud?

Rubem Fonseca logra hacer de una simple caricia, un mundo. Descubre para sus lectores que "una costilla de puerco bien frita" es un paraíso posible al alcance de quien puede hacer uso de su salud. Convierte una cerveza en el pretexto para estar con gente, para convivir placenteramente, mientras no se conoce la proximidad de la propia desgracia.

El índice de este libro augura por lo menos 30 historias como esta, con la condición de sumarse al disfrute de lo pequeño. Dice que "existe una diferencia entre el tipo bruto y el ignorante, es que el ignorante puede aprender y el bruto no" y que "la cama es el peor lugar del mundo para quedarse pensando".

Me parece, la nuestra, una opción motivadora para disfrutar el mundo, tomados de la mano de este singular escritor.



La foto del autor la saqué del portal brasileño Sanfrancisco.com

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