martes, 17 de mayo de 2011

El chisme, ese cuento mal intencionado que nos fascina y que nos mata.

¿Fuiste víctima de un chisme?  Normal, sólo debes aprender que la ingenuidad no mezcla bien con el temperamento agresivo, porque te puedes arrepentir de los arranques innecesarios.
 
Te dará un bajón y en el mejor de los casos pedirás disculpas – ojala no muy dramáticamente, porque provoca lástima – a quienes ofendiste.  Otra reacción común es aislarse y caer en depresión, lo cual sólo agrava la situación.  Es tan triste como desviar el tema que inicialmente colocaste como el motivo de tu rabia, porque te diste cuenta que habías sido víctima de un chisme.  Esto último es lo que deteriora las relaciones al grado de que ya no vuelven a ser ni remotamente iguales.  Recuerda que las relaciones entre personas son frágiles como un papel y que cada molestia las arruga, las raya y hasta las rompe.  ¿Ves el efecto de abuso del borrador?  Es lo mismo, de tanto equivocarte y pedir perdón por tus groserías, la relación acaba convirtiéndose en un papel manchado y roto que ya no es interesante para la otra persona y tú te vuelves cada vez más lastimero.

Sólo las personas emocionalmente fuertes logran relativizar las ofensas y fortalecer una relación incluso con la sumatoria de exabruptos.  Es gente que entiende que sus amigos, pareja o familiares son defectuosos y se ríen de los arrebatos, los llaman “lunas” o los ignoran hasta que pase el huracán.

Si eres de las personas que no maneja bien la información, que a la primera de cambios corre a gritarle a los demás, de las que toma decisiones drásticas y teatrales porque alguien le contó que su amigo lo traicionó, entonces ya estás con la patología.  Debes trabajar con una cosa que se llama ASERTIVIDAD. 

El lenguaje asertivo es muy simple, pero cuesta mucho ensayar.  Es bueno tomar talleres, porque en ellos te colocan situaciones hipotéticas y trabajan contigo para llevarte a comprender que la agresividad no te conviene, aunque en ciertos escenarios y con ciertas personas lo único viable es “parar el carro”. 

El chisme llega a tus oídos,
tú decides si sale de ahí.
¿A quién le debo parar el carro?  A la gente que te molesta a propósito, que viene especialmente a hablarte de un tema que es asunto de otros, a quien te insinúa constantemente algo que es el preludio de un problema, a quien te provoca en esas cosas que sabe son sensibles, a quien cuando ve algo bien hecho siempre se le ocurren “sugerencias” que implican virajes de situación y si no les paras bolas te acusan de anti-democrático, etc.  Son personas que vienen directamente a agobiarte y no saben identificar cuando se van tornando imprudentes… o si, o si lo saben, pero creen que es su única oportunidad de brillar.  Si tu les paras el carro, su primera reacción será acusarte de groserías, ofensas y hasta de insensible.  Eso es lo que hace un arte la asertividad, esa capacidad de decir las cosas con tal claridad que no quede espacio para que un desubicado se permita usarte de víctima.

Entonces, si has sido víctima de un chisme, si fuiste a armarle un escándalo a tu pareja porque te dijeron que estaba de arrumacos en un café, si hiciste que le botaran del trabajo porque le armaste un numerito en el local, si renunciaste al trabajo porque te dijeron que serías el único al que no le iban a aumentar, fuiste víctima de un chisme y estás de malas. 

Pero recuerda que no puedes culpar al chisme de tus problemas, porque el chisme es la posibilidad de un anónimo para ver crecer una historia que inició en su boca.  Tú eres, como decía Shakespeare, el juguete.  Si te dejas llevar por los arranques, te conviertes en agente conductor para que el chisme pase a ser importante elemento en la destrucción de una persona, una causa o una vida. 

El chisme llega hasta la puerta de tus oídos.  Tú eres quien puede o no volver a darle salida, potenciándolo; o bien puedes decidir reducir su fuerza, ahondando en su veracidad y rectificando lo nocivo.  Incluso puedes convertir el chisme en un chiste y con ello le das una lección a su génesis en el espíritu travieso de quien lo inventa.  

Si eres ingenuo y te crees un chisme, no hay problema.  Acuérdate que la verdad también te llegará en su momento.  El problema es que tus acciones te condenen.

5 comentarios:

  1. Fui víctima de un chisme. Terminé una relación con el mejor hombre del mundo por culpa de mi hermana, que estaba celosa. Ella misma me confesó años después que él nunca intentó seducirla. Para entonces él ya estaba casado y vivía en otro país. En este caso creo que mi hermana tuvo la culpa de todo porque se suponía que yo debía creerle a ella y protegerla a pesar de que mi novio lo negara. Mi decisión fue afectada por mi amor de hermana y sólo muy tarde llegó la verdad. Con mi siguiente relación jamás lo dejé solo con ella para evitar problemas. Hoy día me mudé y vivo lejos de ella.

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  2. La persona que ha incitado al pobre diablo al arrebato sabe que ha creado un cuento memorable. Ahora espera que no le rebote, porque el boomerang seria fatal. Ja!

    Tu, sigue tan serena como siempre y disfruta el espectáculo de las bestias cuando llegue.

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  3. Esas cosas pasan... no hay que alarmarse demasiado. La experiencia es sacar una enseñanza de lo acontecido, de otra manera no es experiencia.

    Los niños aprenden el concepto de "consecuencia" a medida que experimentan.

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  4. No habia leido este Cuento de los Martes. Es algo que pasa todos los días y es mejor, como dices, convertir el chisme en chiste.
    Saludos!

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