martes, 17 de julio de 2007

Ignacio Ortega Santizo


En 1950 Panamá tal vez no advirtió - como tampoco lo hizo durante más de cincuenta años - que en los primeros meses de ese año nacía un hombre que estaría dispuesto a dar la vida por los ideales de la solidaridad y la justicia entre los humanos. No podía saberse que el muchacho de dieciocho años que se inauguraba como ciudadano legal en el histórico año 1968 iba a vivir cantando y a morir soñando con un país más equitativo para sus hijos y para los hijos de todo el pueblo panameño.

De igual forma, en este sábado 14 de julio del año 2007, este pequeño país en el que las noticias vuelan, se deforman y rebotan contra el creciente pavimento, pocos supieron que se retiraba de la militancia de la sobrevivencia, el cantautor, el escritor, artista plástico y combatiente: Cáncer Ortega.

La promesa de seguir con los cuentos de "Encuentros Fugaces" en El Cuento de los Martes sigue en pie. Quien lo leyó después de su presentación en la pasada Feria del Libro supo lo que era la muerte para Cáncer: un vacilón, un vacilón duro, terrible, ineludible - y tal vez por ello un vacilón - que fue soportable gracias a la compañía de amigos y amigas, de sus hijos, y de su compañera Manuela, quien nos regaló aquellos cuidados sin los cuales no lo hubiésemos podido compartir en sus años de serena sabiduría.

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