martes, 14 de julio de 2009

La familia es una mierda


Valdo es el protagonista de la historia. Está lleno de complicaciones que sólo ocurren en su cabeza. Tiene una vida sencilla (tal vez aburrida), y – como muchas personas – cree que sus problemas son los peores del mundo. Conoce a Geni, una chica que, de entrada le gusta, pero teme darse la oportunidad de disfrutar plenamente de su compañía.


No es una historia espectacular, pero está bien contada. Rubem Fonseca logra otra vez utilizar el detalle mínimo como herramienta para interesar al lector. Aunque nos repite una verdad que ya conocemos (“Uno nunca cuenta una sola mentira. Siempre vienen un montón detrás, en legión”), le agradecemos el contexto en el que la inserta, porque los motivos de Valdo parecen ser legítimos, dados los antecedentes que él mismo tiene sobre su familia, pero el lector sufre sin saber cuándo exactamente se caerá la bola de nieve que va formando en torno a su relación con Geni.

Pero hay otra riqueza en el texto, y es en las notas del traductor, mejor conocidas como “N. del T.” que son mejor si se sitúan mismo en la página donde ocurre el llamado. Valdo estaba “Numa sinuca de bico” y aunque el traductor utiliza “entre la espada y la pared”, se toma unas seis líneas para explicar sobre habla popular brasileña y fundamentos de billar. Si, porque cuando una bola incorrecta queda justo en la entrada del agujero, eso se convierte en un dilema para el jugador. Luego nos habla del “benjamín”, del “filho temporão”, ese que nace mucho después del penúltimo hijo, el que se hace esperar. Esto es, a mi juicio, una ganancia incalculable para el lector en cuanto a interculturalidad, como lo son también los guiños al idioma inglés, bastante frecuentes en varios textos del libro “Pequeñas Criaturas”.

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