martes, 6 de octubre de 2009

A clean well-lighted place

Se dice que este es uno de los mejores cuentos de Hemingway. De hecho, James Joyce en Conversations with James Joyce, llegó a afirmar que era uno de los mejores cuentos de la literatura, ya que con él había logrado reducir al máximo el velo entre la literatura y la vida real.

Si tomáramos la historia en su conjunto, diríamos que se trata de dos meseros al final de su turno, que deben atender a un anciano alcohólico, quien frecuenta el establecimiento con cierta regularidad. Uno de los meseros, el joven, está ansioso por retirarse, y el otro, más maduro, trata de entender al cliente y hasta siente cierta empatía por su situación. De allí, que el nombre de la historia, que traducido al castellano diría más o menos “un lugar limpio y bien iluminado”, describa un conjunto de características bien definidas y que hasta podrían sonar un poco obsesivas. Pero el octogenario al que se refieren los meseros decide sentarse justo debajo de la sombra de unas ramas, lo cual hace menos comprensible su elección por una cafetería para tomarse unos tragos, habiendo tanto bar disponible en las inmediaciones.

Dicho lo anterior, no nos adentraremos en los afanes de los meseros, a menos que sea para decir que están hablando de la moral. Ojo, que no he dicho moralismo, sino aquello que se refiere a las conductas humanas. Con cierta razón, el mesero joven piensa en el viejo como un egoísta, un caprichoso que lo tiene todo (porque tiene dinero) y quien prefiere suicidarse como por molestar. El otro mesero piensa en asuntos menos simples, como la soledad, como la pobreza de espíritu o – mejor aún – la dignidad de tomarse un trago en un lugar sin ruidos, un lugar limpio y ordenado.

Y más allá del diálogo, volvamos a Joyce y ahondemos en la entrega personal del autor a la historia. Hemingway habla de cosas que conoce y que vive. Él mismo es alcohólico, vivió en dos países de habla hispana, completamente incomprendido en su cultura, solo y – aunque vivió cómodamente – tal vez más carente que un salonero cualquiera, a quien le espera en casa una mujer amada. Hemingway, buscando siempre la luz, pero siempre a la sombra. Lindo dato si se quiere leer entre líneas. Como el protagonista, su autor ha intentado ya suicidarse y ha pasado por varias depresiones.

Pero hay una escena que pasa casi desapercibida, o tal vez desteñida por el diálogo de los meseros. Un joven soldado y su acompañante pasan caminando cerca del local. ¿Es el mismo Hemingway que una vez fue soldado? ¿Es el mismo Hemingway enamorado una y otra vez? No lo sabremos realmente, como nunca sabremos si el final de su vida fue o no por su propia mano. Para ambas interrogantes, Ernest Hemingway nos deja claras posiciones en este breve episodio con grandes temas humanos.

martes, 29 de septiembre de 2009

Luis Barrantes, la oralidad en rescate

Hay historias que nacen sin avisar, y la de Luis Barrantes como cuentero comenzó cuando un invitado suyo no pudo llegar al evento, y tuvo que asumir el micrófono para entretener a los asistentes. Desde entonces, supo que también podía contar historias. Pero entre tumbo y tumbo se enteró de que lo que mejor le salía era contar lo que había escuchado por ahí, las herencias de la oralidad, las vainas de los amigos, etc. Por eso nuestro invitado de hoy no se nutre de lecturas específicas para ejercer el oficio de cuentacuentos. Lee mucho, eso si, pero insiste en narrar lo que escuchó.

Lo conocí el martes pasado en camino a Xelajú, un pueblo de origen indígena en Guatemala. Coincidíamos en una reunión del proyecto Pacto por la vida de la UICN, cuyo propósito era propiciar el diálogo entre gobiernos locales, gestores culturales y artistas de Centroamérica. Así como suena de improbable, resultó ser una unión natural, casi como hechos los unos pa' los otros. ¿Y quién no lo va a creer? Si viera cómo Luis Barrantes se apropia de la anécdota de la vice-alcaldesa colonense y la convierte en sabiduría popular, en cuento de tardecita, en concierto de sonrisas. Pero eso no es lo mejor - aunque parece - sino que unos descubrieron y otros confirmaron que en los espacios locales nace la vida comunitaria y se recoge lo popular.

Es así como este cuentero costarricense, de expresividad sencilla y gesto elocuente, expresa la vida y nos invita a rescatar la oralidad, a escuchar a nuestros viejos, a nuestros niños, a quien tenga una historia que compartir; para entendernos, para recordarnos, y sobre todo para rescatarnos a nosotros mismos del olvido.


La foto es de Andrea Díaz-Perezache, de la Agencia fotográfica ASA 50 de Costa Rica.

martes, 15 de septiembre de 2009

Los niños, los cuentos

Alguna vez hablamos en este espacio de la historia del cuento, y afirmamos que nacieron en la tradición oral, como una forma de recogimiento familiar, para inculcar ideas en los niños; ellos, que tienen sed de mundo, que están dispuestos a dar hasta la inocencia por un buen relato, fueron los inspiradores de lo que hoy conocemos como "short stories" en inglés y cuento en castellano.

Hoy traigo todo esto al tapete en donde los martes me sirvo este platillo exacto y delicioso, que son los cuentos, para hacerme eco de la voz de Joaquín Ortega, hijo de Ignacio Ortega Santizo (1950-2007), quien nos habló anoche en la presentación del libro "El Jardín de Mamá Charo" (Gloria Rodríguez), de la importancia de contar con libros de cuentos para niños hechos en su país. Este pequeño, que declara saber de bibliotecas personales a su corta edad, dice tener pocos libros panameños para niños. Manuela y Cáncer lo enseñaron a disfrutar de los libros desde temprano, y él goza de la literatura tal vez más que muchas actividades, un poco porque aprendió a acompañarse de ella en esos largos encierros que la convalecencia de su padre obligó como familia.

Es importante reconocerse en la literatura, tanto como lo es conocer otras culturas. Ello obliga a los escritores del patio a producir para sus lectores locales. Necesitamos - como dicen Joaquín y Manuela - libros para niños escritos por autores de nuestro país. Porque en Costa Rica a la birria de fútbol se dice "mejenga" y en Colombia a los pelaitos les dicen "Sardinos"; porque para un niño en Panamá es más cercano a su corazón el Parque Omar, que el Central Park y en definitiva, porque las mamás que leemos cuentos tenemos que hacer traducción simultánea en muchas ocasiones; y porque la nieve, y los castillos y los carruajes pueden contener tantas historias como el lodo, los edificios multifamiliares y los taxis.

martes, 8 de septiembre de 2009

Un olor a violetas (Giovanna Benedetti)

Cuando una historia te lleva a buscar otras, ya sea en el recuerdo, en la internet o en la librería, ganas de golpe un mundo nuevo. Eso es - entre otras cosas - lo que logra Giovanna Benedetti cuando nos ofrece el cuento "Un olor a violetas", de su libro "La lluvia sobre el fuego" (1982).

La narración impecable de este trabajo literario, tan viva y sensual como la historia misma, nos recomienda "Delta de Venus" de Anaís Nin, "Trópico de Cáncer" de Henry Miller y "Justine" de El Marqués de Sade, a través de la tímida voz de un vendedor de libros que lleva una relación erótico-literaria con una cliente, tanto o más castrada que él en el amor. Resulta maravilloso como cada escena de "Un olor a violetas" se relaciona con los libros que se van mencionando entre el vendedor y la cliente. Ella y su sexualidad, el deseo que ambos se muestran en cada gesto, y por último, los famosos "Infortunios de la Virtud" que delatan las penurias del vendedor por no atreverse a las perversiones de las que fuera capaz "el títere" con "la muñeca" de estos relatos tan intensos.

La música de fondo es parte de la historia y es otro regalo que nos da la escritora cuando la nombra en boca de "la muñeca" que le sacude el piso a nuestro personaje. Ruby Tuesday de los Rolling Stones, y su estribillo "who could hang a name on you?" nos abrazan al final de la historia, nos acurruca para recordarnos que podemos amar a un desconocido y hacer ese tributo a la libertad con un sacrificio más sacro que cualquiera en este mundo y en el otro. ¿y qué me dicen de la línea "Cash your dreams before they slip away", que por el contrario reclaman actuar antes de que los sueños se desvanezcan?

El vendedor se sabe ante varios sucesos extraordinarios y sufre por su propia incapacidad de consumar su deseo. Se dice que "mañana", y cuando se da cuenta de su error, se consuela pensando que en otra casa le espera otro tipo - quien sabe si mejor - de suceso extraordinario; pero quienes leemos esta historia ya no somos como antes, ya no podemos esperar para echar a volar, para aferrarnos a lo extraordinario, ya no permitiremos que Ruby Tuesday se vaya con su nombre y nuestros anhelos de volverle a ver.


La foto, obviamente no es mía...la tienen cientos de sitios internet.

martes, 1 de septiembre de 2009

Narciso

De todas las teorías del cuento que escuché hasta hoy, lo único que me queda claro es que por más técnica y estilo, la falta de una buena historia es el calvario de muchos escritores. Eso lo vimos ya en "El vendedor de cuentos" de Gaarder. Pero a nuestro autor de hoy, no se le puede acusar de historias sin sabor, porque su libro "El rey del truco soy yo", tiene lo suyo - para decirlo en buen panameño-.

Dennis Smith es un artista que recientemente incursiona en la narrativa, no sin antes desarrollarse como músico en el gurpo Maleza. Antes de este primer libro de cuentos, ya había publicado en Maga y en Día D; y fue precisamente en este último suplemento cultural en el que yo leí por primera vez NARCISO, un cuento que despierta todas las suspicacias de lo posible y lo imposible.

Esta historia comienza con la imagen de un cortejo fúnebre entre lo urbano y lo pueblerino. Buen detalle, este último para que se desarrollen los diálogos que nos revelan al protagonista. Porque el narrador es un testigo que va relatando la panorámica, mientras que los soldadores que también presencian la ceremonia, son quienes van tejiendo la verdadera historia tras la aparentemente aburrida vida de un muchacho con retraso mental.

La picardía se hace presente también en la forma de contar la historia, porque de haberla contado linealmente, tal vez Smith hubiera perdido ese toque maravilloso que tienen las cavilaciones sobre los difuntos.

pinche la palabra Narciso para leer el cuento....

martes, 25 de agosto de 2009

El Cuentasueños

No sé cuántos, pero seguramente muy poca gente supo que en Panamá estuvo “El Cuentasueños” y muy pocas personas lo hemos traído a vivir en nuestras casas. Daniel, el último soñador del planeta, es un personaje creado por la escritora costarricense Evelyn Ugalde, quien nos trajo al pequeño héroe en el contexto de la pasada feria del libro.

En este libro de cuentos infantiles nos propone una premisa fundamental para ser felices: conservar la capacidad de soñar. Porque si soñar es construir historias en un estado mental no condicionado por las reglas de la sociedad, la física o las probabilidades, entonces es el espacio ideal para lo imposible.

El científico de su primer cuento, el que le da el título al libro, es quien descubre la solución a la tristeza, el aburrimiento y la desesperanza que vivía la humanidad a falta de sueños. De allí en adelante buscan a un niño que vive en Costa Rica, para que - a punta de relatar sus sueños - vaya devolviendo a los humanos la felicidad.

Andrés y yo hemos leído ya tres cuentos, que sumados a los que escuchamos de la propia autora en un rinconcito para Cuentacuentos, nos empiezan a garantizar la dosis necesaria de sonrisas para enfrentar los días con aguacero, las tareas cansonas de la escuela, el final de los cumpleaños, las picadas de mosquitos, las visitas al doctor y hasta las competencias que no ganamos por andar imaginando mientras los demás corren.

Para conocer más de Evelyn Ugalde y su libro, pinche en el siguiente vínculo internet: http://elcuentasuenos-evelyn.blogspot.com

martes, 18 de agosto de 2009

Leer como comprar zapatos nuevos

Aquel ejercicio íntimo de la lectura no ha escapado al mercantilismo. Se ha hecho además, un asunto de modas y hasta tiene que ver con la piratería. Un sudamericano me contó que su libro fue distribuido por vendedores ambulantes, antes que el original saliera de la imprenta. Cuando la editorial le pidió que demandara, él les contestó que la culpa era de ellos, por dilatar su lanzamiento y especular con la obra.

Estamos ante las puertas de una feria del libro en Panamá, y el comentario más sonado fue la crítica de promover la feria con un personaje que lee a Paulo Coelho. Pero muchos confesaron que les gustaba El Alquimista, auque fuera de auto-ayuda y la cosa quedó como protesta intelectualoide frustrada. Luego, dicen que viene Vargas Llosa, y después escucho todo un barullo a cuenta de que la Alcaldía le restringe el apoyo al pabellón infantil; pero esto se revierte después, como parte de ese “gran mensaje a la nación”, de que este gobierno va a “meter la pata, pero no la mano”. Al final, Vargas Llosa aparece en el sitio Internet de la feria como una escuálida referencia a la importancia de Perú en la literatura, como para que el nombre atraiga público. Ya podemos imaginarnos a la gente en los pasillos del centro de convenciones, preguntando a qué horas llega el escritor peruano mejor mercadeado de las últimas décadas.

Pero eso me parece apenas una linda venganza contra el consumismo, cuando – buscando parecerse a las grandes ferias del libro – se sustenta la atracción en un personaje famoso. Y es que si una cosa buena puede ofrecer una feria del libro, no son solamente los puestos de venta, mucho menos si van a vender al mismo precio de siempre, sino la posibilidad de encontrarse con la literatura. De hecho, casi todas en la región utilizan el formato de actividades paralelas, como presentaciones de libros, coloquios, talleres, etc., que son los que hacen circular público por entre los anaqueles. Si no fuera por eso, la gente iría una vez, pero cuando tienen el programa y ven que hay razones para volver, lo hacen con entusiasmo. De hecho, hay quien sólo va a la Feria por un evento, y luego se anima a llevar algo.

Claro, están quienes leen como si se tratara de abastecerse de la última moda en zapatos, los que compran best sellers aunque sean la misma fórmula de siempre, los que pagan por el nombre del autor, esos que no reconocerían una buena historia porque están acostumbrados a la oferta comercial, quienes no soportan los libros viejos llenos de magia, quienes esperan la nominación del Premio Nobel para tomar la decisión de su próxima compra. Pero todos estos, que son uno sólo, no van necesariamente a las ferias, no rebuscan entre las mesas llenas de textos, no se maravillan con autores recién publicados, no se preguntan si un café, si yo, si las estrellas…


la imagen es del sitio alamoda.com

martes, 11 de agosto de 2009

v a c i l o n e s

para mi, un vacilón es... una tomadura de pelo, una joda, te cuentiaron, la pasaron contigo.   A finales de los ochenta llegué a escuchar que la generación de mis hermanos decían "estar de vacilón" cuando andaban con amiguitas circunstanciales (nada serio) o por pachangas kilométricas.  Eso es en Panamá, pero universalmente es un bromista, un cuentero, y también una fiesta. 

Ayer aparece Manuel con una cinta métrica y pregunta si ya cambiaron las ventanas de la oficina. Nos sorprendió la pregunta, pero contestamos bien organizaditas que si, que las habían cambiado hace meses.  "Ah, qué lástima" dijo con cara de circunstancia "porque se las iba a cambiar por unas blindadas".  Entonces se nos fruncio el seño, y preguntamos casi al unísono: "¿blindadas?".  "Si", se apresuró a contestar nuestro interlocutor, y continuó con entusiasmo "es que van a mudar el barrio de Curundú para este lado y tenemos que poner ventanas blindadas".  A mi enseguida se me vinieron a la cabeza las estampas.

[Curundú viene siendo uno de los barrios más violentos de Panamá. Era zona de Silver Roll en la construcción del Canal Interoceánico y se quedó esperando el siempre anhelando "desarrollo" a escasos metros del puerto de contenedores, del centro de la ciudad y de las áreas canaleras de mejor desarrollo.  Su vecino rico se llama Altos de Curundu (sin tílde en la u) y su hermana más avanzada (también en violencia) es San Miguel. ]

Y mientras pensaba en el lío que sería voltear las casas y organizar la vida del barrio ante la inhóspita calle del Mercado de Abastos, de las oficinas de Aduanas y de la Radio y la Televisión Estatal, Manuelito empezaba a desenredar su risa, aclarando que era un vacilón.


la foto es del periódico La Estrella de Panamá (29/7/2009), y fue tomada por Edward Ortíz.

martes, 4 de agosto de 2009

Semos Malos (Salarrué)

Hoy - contrario a lo de siempre - les voy a invitar a leer un cuento. Si, directamente. Ya que andan navegando por el cyberespacio, pasen por Ciudad Seva y permítanse leer el cuento Semos Malos del escritor salvadoreño Salvador Salarrué.

Pertenece a la colección Cuentos de Barro (1993), la cual tuve la oportunidad de tocar en el bar La Habana de San Salvador. Hago la salvedad de que el lenguaje es regional (local) y que es mejor si - como en mi caso - se escucha de la boca de un jalvadoreño, amante de la literatura.

Así es, pasen por favor a http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/salarrue/semos.htm y como es corto, tómense su tiempo para las palabras.

Cuidado...es muy posible, que aunque se tenga una consistencia dura, se llore desconsoladamente como lo hicimos él y yo esa noche en la terraza del bar.

martes, 21 de julio de 2009

una calle como hilo conductor


Cuando me acerco al libro "Un milagro bastante raro" del escritor panameño Víctor Rodríguez, lo que me llama la atención no son tanto las historias macondianas que lo construyen, sino el detalle que las une. Rodríguez propone como hilo conductor una calle ficticia en un barrio real. Digo ficticia porque no recuerdo haber oído de una "Calle de los Arquitectos Borrachos" en el Casco Antiguo de Panamá (vaya que Rodríguez nunca menciona que sea Panamá, pero la describe en sus años ochenta). Pero el caso es que el narrador le atribuye a su hilo conductor la característica muy extraña - en estos días de individualismo - de aglutinar gente con carácter hasta bélico, que comparten secretos a voces, y que se solidarizan con sus condómines y demás vecinos en sus tragedias, por más inexplicables que parezcan.

Así, las características de "La Calle"; es decir, de sus vecinos, se van develando conforme pasan los cuentos que componen esta colección ganadora de la categoría Cuento del Premio Miró 2008. De hecho, llegamos a La Callle de los Arquitectos Borrachos con un personaje pueblerino que buscaba la paz de una culpa que lo perseguía, y es en esa calle en donde se encuentra a diario con la muerte antes de irse con ella.

En las historias de esa calle, el destino de sus personajes se utiliza un poco (o tal vez bastante) a manera de tragedia griega, dejando ver que - sin importar cuánto se evada el sino - el final de cada individuo era el trazado al principio de la narración.

Omnisciente, nuestro narrador nos cambia a la "Remedios la bella" de García Márquez, por un Heredio Anaya, transmutado en imagen de Che Guevara, quien después de un año de haber muerto sin miedo y enaltecido por un extraño guardia con cultura general, aparece para sus vecinos como "Un milagro bastante raro", dándole así el título a esta obra y al tercero de sus seis cuentos.

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La fotografía la conseguí en el sitio web www.guiaenpanama.com, igual que la del indio en taparrabos viajando en cayuco, con la que promocionan a Panamá como destino turístico. Como en el ying/yang toda bajeza también tiene su lado bueno.


martes, 14 de julio de 2009

La familia es una mierda


Valdo es el protagonista de la historia. Está lleno de complicaciones que sólo ocurren en su cabeza. Tiene una vida sencilla (tal vez aburrida), y – como muchas personas – cree que sus problemas son los peores del mundo. Conoce a Geni, una chica que, de entrada le gusta, pero teme darse la oportunidad de disfrutar plenamente de su compañía.


No es una historia espectacular, pero está bien contada. Rubem Fonseca logra otra vez utilizar el detalle mínimo como herramienta para interesar al lector. Aunque nos repite una verdad que ya conocemos (“Uno nunca cuenta una sola mentira. Siempre vienen un montón detrás, en legión”), le agradecemos el contexto en el que la inserta, porque los motivos de Valdo parecen ser legítimos, dados los antecedentes que él mismo tiene sobre su familia, pero el lector sufre sin saber cuándo exactamente se caerá la bola de nieve que va formando en torno a su relación con Geni.

Pero hay otra riqueza en el texto, y es en las notas del traductor, mejor conocidas como “N. del T.” que son mejor si se sitúan mismo en la página donde ocurre el llamado. Valdo estaba “Numa sinuca de bico” y aunque el traductor utiliza “entre la espada y la pared”, se toma unas seis líneas para explicar sobre habla popular brasileña y fundamentos de billar. Si, porque cuando una bola incorrecta queda justo en la entrada del agujero, eso se convierte en un dilema para el jugador. Luego nos habla del “benjamín”, del “filho temporão”, ese que nace mucho después del penúltimo hijo, el que se hace esperar. Esto es, a mi juicio, una ganancia incalculable para el lector en cuanto a interculturalidad, como lo son también los guiños al idioma inglés, bastante frecuentes en varios textos del libro “Pequeñas Criaturas”.

martes, 7 de julio de 2009

Pequeñas criaturas: La elección

Rubem Fonseca es un escritor brasileño nacido en el año 1925. Su primer libro, Los prisioneros, aparece en 1963, por lo que se considera que empezó el oficio de escritor un poco tarde. Esa consideración, sin embargo, no afecta el frescor de sus relatos. No los conozco todos, pero si un par, y las críticas en general le otorgan un especial sentido del humor para detallar las cosas de la vida que en otros escritores resultan un tanto secas.

Hoy tengo en mis manos el libro Pequeñas criaturas y he leído el primer relato de la colección, de nombre "La elección". Su protagonista se va descubriendo sin apuros, mediante pensamientos que hila para tomar una decisión. Con estos, que más que todo son recuerdos y deseos, nos va dando los datos que arman su expediente. Incluso, es casi al final que nos enteramos de su sexo, de por qué no puede hacer las dos cosas que quiere y de por qué la molestia con su hija.

De su nombre, no se menciona ni una señal, pero eso pierde importancia ante la posibilidad de compartir las pequeñas alegrías que le proporciona, por ejemplo, ver sus dientes después de limpiarlos por media hora. Cuando nos habla de la comida, casi nos convoca a probar el bocado, como para disfrutar con ese mismo entusiasmo las posibilidades de la boca en comunión con un plátano que se "saborea mejor" como una pasta. ¿No es acaso lo que ya sabemos hacer, pero dicho por alguien que lo está disfrutando a plenitud?

Rubem Fonseca logra hacer de una simple caricia, un mundo. Descubre para sus lectores que "una costilla de puerco bien frita" es un paraíso posible al alcance de quien puede hacer uso de su salud. Convierte una cerveza en el pretexto para estar con gente, para convivir placenteramente, mientras no se conoce la proximidad de la propia desgracia.

El índice de este libro augura por lo menos 30 historias como esta, con la condición de sumarse al disfrute de lo pequeño. Dice que "existe una diferencia entre el tipo bruto y el ignorante, es que el ignorante puede aprender y el bruto no" y que "la cama es el peor lugar del mundo para quedarse pensando".

Me parece, la nuestra, una opción motivadora para disfrutar el mundo, tomados de la mano de este singular escritor.



La foto del autor la saqué del portal brasileño Sanfrancisco.com

martes, 30 de junio de 2009

en las Honduras de este martes


William Ospina explicaba en su libro "Los nuevos centros de la esfera", que los pueblos iberoamericanos "hemos crecido en el culto a la democracia, pero es evidente que no hemos cumplido con muchas condiciones que ella requiere".  Las viejas aristocracias se resisten y de alguna manera reclaman lo que la herencia de las monarquías se suponía les debía dejar, el abolengo, la clase, el buen gusto y sobre todo el poder.  Debe ser chocante haber guardado por tantos años las joyas de la familia, las fotos de época y los apellidos, para que hoy día cualquier hijo de vecina pueda tomar decisiones y llamarse líder político.  

A Honduras parece no haber llegado la noticia de que la democracia también implica tragar en seco y negociar.  La cuestión de los números no parece haber caído en gracia para las familias pudientes.  Hoy se siguen moviendo los hilos con reuniones de elite y los cuerpos militares siguen comportándose como esclavos del poder económico.  No hay moral ni interés en el desarrollo.   Prefieren reavivar la desconfianza que vivimos en los ochenta, antes que volverse pueblo y en Honduras están sacando las garras de manera desesperada.  

Con esto vamos a perder en toda América, nos estamos debilitando y estamos dejando que se legitime el desprecio por lo ciudadano.  Manuel Zelaya se ha convertido en un símbolo de la vuelta atrás en política, en historia, en desarrollo, en humanidad.  La violación a la que está siendo sometido nos deja frágiles como países y la horrenda mordaza que ocurre en Honduras nos va a dejar a todos con heridas incurables.

Por eso hoy, desde El Cuento de los Martes, la historia es esta, la de un pueblo sometido, la de Abiayala ultrajada nuevamente, la de ingratos días de guerra en Centroamérica, la de una esperanza sin voz. 

La foto es cortesía de Lourdes Soto, desde Tegucigalpa.

martes, 23 de junio de 2009

Paquete completo

Una "bola" en Panamá es un rumor, y por ser una ciudad chica, tiene la capacidad de esparcirse en cuestión de dos días. Los comentaristas hacen uso de las "bolas" para agendar los programas de opinión, y cuando encuentran a un invitado incauto, Bingo!!! consiguen una primicia para el noticiero más cercano.

¿Quién esparce la bola? Puede ser tu madre, quien habló con tu tía y ésta le contó a la vecina. Puede ser el chofer de la oficina, puedes ser tú mismo con esa cara de circunstancia con la que dices "esto que te voy a contar es confidencial, pero..." y sueltas el cuento.

¿Para qué sirven las bolas? hummm.... para mostrar poder (la información es poder), para persuadir a alguien de algo, para confundir, para que otros hagan lo que uno no puede (o quiere) hacer, y hasta para distraer la atención de un problema peor.

BOLASBOLASBOLASBOLASBOLASBOLASBOLASBOLASBOLASBOLASBOLASBOLAS

En Panamá siempre hay bolas a nivel nacional y cuando muere una, otra nace. La que nos ocupa en El Cuento de los Martes es que el nuevo gobierno (el entrante) quiere "fusionar" el Instituto Nacional de Cultura con la Autoridad del Turismo de Panamá. Pero ya no es bola, fue confirmado en una entrevista de televisión; lo que provocó la reacción inmediata de un promotor cultural y su lista de contactos en el mundo del correo electrónico multitudinario y en el facebook.

Para que la bola crezca, el término "fusión" ha sido extendido por todos sus lados, hasta llamarle subordinación. Ahora hablamos de "una dirección de cultura dentro del Instituto de Turismo" e incluso de la "desaparición" del INAC. Ahí es donde abrimos los ojos como platos y decimos que es un absurdo, que no es posible, que están realmente locos, como decían en su campaña electoral.

Para más sasón, una defensora de la maravillosa idea (en este punto ya no se sabe cuál es la idea de la que cada cual habla) dice que "el mundo está lleno de ministerios de cultura y turismo" y que "la cultura se enaltecería con el turismo". Acá, la cosa se pone de infarto, porque su investigación en "google" no da para más. Ahora estamos además, ofendidos con tanto desprecio y sorprendidos de que google no le dijera que lo particular nunca abarca lo general.

Pero las bolas dan derecho a imaginar como ninguna otra forma de comentario. Así que muchos de nosotros nos hemos ido a los extremos de la locura y nos imaginamos, entre otras variedades,

PANAMA, PAQUETE COMPLETO: dos noches, tres días, cene con indiecitos, lleve dos cuadros por el precio de uno, realice su sueño de bailar el lago de los cisnes con un ballet, y por 2 dólares adicionales, llévese una caja de libros viejos que tenemos en el depósito.


martes, 26 de mayo de 2009

concursos

En el 2010 el concurso Rogelio Sinán premia en la categoría cuento.  La Universidad Tecnológica de Panamá se prepara para recibir obras de toda Centroamérica. El 22 de enero se sabrá el resultado y esperamos contar con una nueva colección de cuentos en la literatura centroamericana.    

Las bases están disponibles pinchando el texto de arriba (el coloreado) y en la sede de la  UTP. Aunque en Panamá seguro que habrá intensas propuestas, no pierdo la esperanza de que alguien de los países vecinos venga a sorprendernos con cuentos frescos.

martes, 28 de abril de 2009

evite aglomeraciones, demostraciones de afecto y entusiasmo...

Hay afirmaciones, que por increíbles parecen cuentos.  En estos días han circulado noticias tan "sospechosas" como los casos de gripe que se han detectado en varios países del mundo, desde que México dio la voz de alarma sobre la fiebre porcina.

Estas noticias varían las cifras de enfermos y muertos entre las decenas, los cientos y los miles.  El niño que ayer resultaba sanado en un diario, hoy está muerto en otro.  Los casos confirmados suben y bajan, los países reclaman posibles brotes y lanzan medidas extremas con la facilidad de un "te quiero" en borrachera, y las compras de medicamentos y mascaritas preventivas son las únicas que van en un claro aumento a nivel mundial.

En Panamá, a alguien se le ocurrió la brillante idea de mencionar que un chico que llegó de Argentina tenía varios de los síntomas, pero sus cinco minutos de fama pasaron a la historia, muy probablemente porque sólo a ella se le ocurre poner en peligro la gran aglomeración que todos esperábamos: las elecciones.

Después de saber los resultados de las elecciones, el gobierno decidirá si se acoge a la conveniente aparición de esta incomprensible enfermedad, o si aquí no ha pasado nada.  Mientras tanto, el Mall más grande de Centroamérica permanece abarrotado sin piedad y la gente lo único que entendió de las noticias internacionales es que hay que comprar mucho por si nos mandan a quedarnos en casa como a los mexicanos.

¿Y las demostraciones de afecto? Depende. Yo tuve todos esos síntomas hace como dos semanas, todos, toditos, menos la muerte, que es el síntoma definitivo para saber que hay problemas.  Pero en esos días, aunque yo trataba de evitar los besitos, mucha gente me dijo "no te preocupes, eso está en el aire y es inevitable, acuérdate que estamos en época de resfriados".  Aclaré que hasta nauseas tenía y me dijeron "es normal, tanto moco, tanto menjurje, todo eso da náuseas".  Igualmente yo había tenido el temible Dengue Clásico un mes antes y - aunque sin mocos - creí que me moría en esa vuelta.  De manera que ¿por qué perderme de unos abrazos bien merecidos?  Pero ahora, tan sólo mis ojeras me hacen acreedora de unas miradas de escáner médico.  "De lejos, manita, de lejos, que la cosa no anda para vainas raras".

Hasta que se demuestre lo contrario.  Si, así van a tratar las autoridades salvadoreñas a todo el que estornude y tenga "calenturas".  Por eso los organizadores del Encuentro de Poetas de mayo se las están viendo difícil para llevar adelante su agenda.  Además de estar tratando con un sospechoso (ahora si cabe) gobierno saliente, tenemos que considerar que la OMS ha recuperado la credibilidad internacional, declarando que esta es la pandemia que estaban esperando desde hace 30 años (para levantar fondos).

De manera que nadie se entusiasme demasiado, pero sobre todo piense bien si celebra un ganador de las elecciones panameñas con un abrazo.  Puede ser su último derecho al sufragio.

FOTOGRAFÍA TOMADA POR LIL HERRERA EN UNA AGLOMERACIÓN POÉTICA CON DEMOSTRACIONES DE AFECTO Y ENTUSIASMO.

martes, 14 de abril de 2009

El Vendedor de Cuentos

Me refiero a la historia que el escritor noruego Jostein Gaarder publicó en el año 2002 bajo el sello de Ediciones Siruela. Es una novela corta de cinco capítulos en los que el autor nos cuenta sobre el enigmático Petter El Araña, un personaje con demasiada imaginación, que la aprovecha para escribir tramas, novelas y cuentos, y …venderlas a escritores famosos que se han quedado sin historias.

La idea parece simple, pero como el protagonista no lo es, una historia nos lleva a la otra para dejarnos en el más absoluto de los desamparos al encontrarnos tan solitarios como Petter, su clandestinidad y su egocentrismo. Para muchos, el verdadero final es una necesidad de empezar a contar las propias historias y eso es de lujo.

La copia que milagrosamente conservo me la heredó Lucha González, cuando se mudaba de Panamá, y desde entonces la he prestado muchas veces por mucho tiempo. El libro ha viajado, ha sido olvidado debajo de almohadas prestadas, y ha sido secuestrado por incautos lectores que pensaron darle una hojeada y más bien fueron presa de las bien escritas narraciones de Gaarder.

Como no comprendo el noruego, supongo que sus traductores han hecho un gran trabajo y me suscribo a su sano juicio. A mi me parece una obra hermosa y desprendida de pudores.

Una de las frases que más me gusta leer es la que se refiere a una ida al cine de Petter con su mamá en la que fueron a ver Candilejas de Chaplin: “Me hice adulto cuando vi esa película”.

Pero El Vendedor de Cuentos es mucho más, es un niño que hace una marquita roja en la pared y no puede parar hasta que su mamá llega a casa, es un joven que hacía deberes para sus compañeros, es un hombre que se enamoró tantas veces como mujeres encontró en el camino, es el negocio detrás de la literatura y las ferias de libros, es...el vendedor de cuentos.

Buen provecho!

martes, 7 de abril de 2009

Para acercarse al cuento

Casa Cultural Huellas en la ciudad de Panamá está organizando el taller literario "Para acercarse al cuento" con el escritor panameño Carlos Fong.  Se proponen 8 sesiones de trabajo con teoría y práctica a partir de este jueves 16 de abril del 2009.  El horario es de 6:00 a 8:00 p.m. y las sesiones terminan el 7 de mayo.

Carlos Fong es un gran conocedor de la literatura universal y tiene un trabajo sostenido, que - sin mayores aspavientos - ha demostrado ser innovador y portador de nuestra cultura en sus historias.  Es además un promotor de lectura comprometido y desde el Instituto Nacional de Cultura trabaja también en la promoción de escritores latinoamericanos.

Creo que este taller será de gran utilidad, no sólo para quienes quieran incursionar en la escritura de cuentos, sino para aquellos que quieran disfrutar más de sus lecturas y orientar su apreciación de la literatura universal.  

Saludos para los amigos de Huellas, quienes ya en varias ocasiones nos han acogido en su local y buen augurio para los talleristas, de quienes esperamos disfruten del carácter afable y de la honestidad profesional de Carlitos Fong.

martes, 24 de marzo de 2009

El árbol de la vida


La semana pasada estuve con estudiantes de octavo y décimo en un colegio, y les decía a los muchachos sobre esta idea de que el hombre y la mujer fueron humanos por completo cuando empezaron a nombrar las cosas. De ese ejercicio, el punto máximo es la poesía.

Había pasado los últimos tres días participando en un taller de poesía con Roberto Manzano, gracias a las gestiones del Instituto Nacional de Cultura. Este poeta, crítico y maestro estuvo en el país por dos semanas – según él mismo nos contaba con mucha emoción – a partir de una sugerencia que los jurados del Concurso Ricardo Miró le hicieron a Anel Rodríguez para mejorar la calidad de los trabajos que se presenten a este importante concurso a través de la oferta de talleres literarios. Anel les tomó la palabra y se propuso traer a los mejores maestros de la región para los escritores panameños que quisieran aprovecharlos. Dicen que su desconcierto (de Anel) fue evidente cuando el primer día de taller (el 9 de marzo) vio que habían sillas vacías. Pensaba volver a partir del día siguiente a tomar las clases de poesía de Manzano. Quería que su presencia fuera aprovechada al máximo, y él mismo daría el ejemplo.

A partir de entonces el taller tomó un sentido más grande: la gratitud. De allí surgieron varios textos para honrar y agradecer a quien se había tomado en serio a los artistas. Muchos de estos textos fueron leídos el 20 de marzo en la jornada de lecturas que los funcionarios del INAC organizaron para honrar la memoria de su jefe en el día de la poesía, incluso uno del mismo Roberto Manzano, quien escribió una “Elegía urgente para Anel Omar” y la compartió con los panameños antes de volver a su tierra.

De este taller, surgió también la idea de volver al lugar donde la muerte quiso vencer a la esperanza. Si la poesía es la expresión más alta y sublime de la palabra, entonces debía ser capaz de responder lo que la lógica no alcanzaba a explicar.

Por eso volvimos al árbol en cuyas raíces reposó por última vez el Anel abatido por la tragedia de nuestra sociedad, volvimos a ese pedazo de vida en el que se refugió y en cuyo suelo dejó la vida que empezó a dar frutos inmediatamente. Estos frutos de los que hablo son, por ejemplo, gente que se inspiró y probó su capacidad de escribir textos poéticos, anecdotarios, declaraciones, etc.; otros se convirtieron en promotores culturales, se generaron nuevas amistades, se renovaron otras; los chicos del ballet nacional ya no pueden parar, le están preparando una función especial; los del taller Guilled; en fin, ese árbol se ha vuelto el punto de partida para una especie de movimiento que intenta recuperar la paz a través del arte, de las manifestaciones culturales nuestras y así dar a la muerte lo único que la dignifica: la vida.

FOTOS: (ambas fotos son propiedad de Lucy Cristina Chau y fueron tomadas el 21 de marzo de 2009) se pueden usar con el debido crédito.
1. Raíces del árbol donde murió Anel Rodríguez (la rosa la encontramos ahí)
2. Pintor panameño de la etnia Kuna, Ologuaidi.

martes, 3 de marzo de 2009

Cortázar en Casa

De la Colección Literatura Latinoamericana del Fondo Editorial Casa de las Américas, el libro 135 se titula Las Armas Secretas y otros relatos.  Este fue el título que solicitó el propio autor "en una carta fechada en París, el 5 de abril de 1983", según el prólogo del libro.

Pero esta no era la primera vez, porque Cortázar ya era de Casa.  Había sido publicado antes, había sido jurado y también conferencista en más de una ocasión.  De ellas, este título, re-editado en 1999 contiene dos ponencias del maestro con respecto al arte de contar.  Una de ellas es "Del cuento breve y sus alrededores" y la otra "Algunos aspectos del cuento".   (pinchar los títulos para encontrar vínculos a estos textos en la web)

Son dos documentos, de los cuales yo diría fueron hechos con afecto, porque sólo el afecto puede generar ese desprendimiento y esa honestidad con la que descubre para su público y sus lectores un mundo reservado para pocos, un mundo en el que quien desee incursionar en el cuento - e incluso quien ya lo haya hecho - encontrará herramientas entre líneas, pero sobre todo las respuestas a preguntas que muchas veces pasan desapercibidas para los narradores y las cuales son la diferencia entre un buen cuento, uno regular y uno más del montón, de esos que no dejan en uno ni siquiera un disgusto.

Cortázar fue discípulo de Borges, pero no se puede decir que su obra sea una herencia del anterior.  Tenía su propio estilo y ello le valió ser tan inolvidable como su maestro, pero sin verse bajo la sombra del anterior.  

Este gran escritor argentino tenía una teoría sobre las figuras, sobre ser parte de un todo más grande y que no se llega a comprender en el mismo instante en el cual se vive.  La misma también se explica en el prólogo del libro y dice de su afecto por Cuba, por la Revolución y por su felicidad de ser parte de Casa de las Américas, su casa.

martes, 10 de febrero de 2009

Gloria Melania Rodríguez (Panamá)

A Gloria, lo de los cuentos le sale natural.  Su conversación es serena, pero llena de entusiasmo. Sus cuentos - los que he podido leer - conservan esa naturalidad que los hace atractivos a quien desea disfrutar de una buena historia, que además esté bien escrita. Esto lo digo porque quien echa un buen cuento, no necesariamente puede escribirlo con la misma destreza con la que oralmente entretiene.

Yo la vi en El Perote de las Musas, evento artístico-cultural que se desarrolla anualmente desde hace cuatro años en Santo Domingo de Las Tablas, Provincia de Los Santos en Panamá. Era la segunda vez que la escuchaba narrar esos cuentos en los que la observación de su entorno parecen ser la clave de su talento. Allí nos leyó una parte de su reciente premio literario, el de Literatura Infantil "Carlos Francisco Changmarín". Estrenamos "El Jardín de Mamá Charo" de la viva voz de su autora y junto al mismo Chico Changmarín, fuimos testigos de la magia en la que nos envuelven ella y sus personajes, sobre todo Juan Pablo y Tranquilito, cuyas aventuras y observaciones de la naturaleza (tanto la de las plantas, como la de los animales y hasta la humana) nos devuelven la alegría sin que nos sintamos obligados a ocultar la sonrisa.

Disfruté los tres cuentos que leyó, pero "El Vacío" - que no se si lo hizo a propósito para dejarnos con una nostalgia colectiva - me sacudió el sentimiento de pérdida por aquel patio que dejé en mi infancia, en el que descubrí muchos de mis temores, mi capacidad de creer en la humanidad y hasta un lejano episodio de jugar a "papá y mamá" del cual salí con tres correazos y toda la tristeza del mundo por tener que abandonar a mi esposo sin decirle que todo había terminado entre él y yo, y que nunca, nunca, nunca más mi mamá quería escuchar desde su ventana que era la hora de acostarnos...

martes, 20 de enero de 2009

L a T u l i v i e j a

Este martes regreso de las montañas del sur de Veraguas con barro en los zapatos, mucha energía, y sobre todo recuerdos de la niñez.  Entre ellos, uno de los personajes más famosos de América Latina:  La Tulivieja, también conocida como La Tepesa o La Llorona.  

Uno no puede haber tenido una niñez completa sin haber gozado de cuentos como La Tulivieja.  Esta historia responde a la función tradicional del cuento, que - según cuentan - era la de recogimiento para los más pequeños e incluso para la familia entera.  Era al rededor de las abuelas y abuelos en donde iban a parar las tardes y las prima-noches de la comunidad.  Los primeros cuentos terminaban siempre con una íntima necesidad de obedecer, de "portarse bien", de recogerse...o en otros casos, de jugar con la psiquis de los más débiles para hacerles sentir miedo.  

Parte del cuento es que siempre hay alguien que jura haberla visto, o por lo menos haberla "sentido" cerca.  Es entonces cuando este cuento crece y cobra nueva vida.  Se hace otra historia y se goza como la original.  A mi me contaron que a la mamá de mi cuñado La Tepesa le amarró el cabello con el de la prima mientras dormían, también me dijeron que un borracho la llevó a caballo durante toda la noche y cuando llegó a su casa sólo llevaba un vestido blanco colgado de la montura.  En todos los casos ella sólo quería preguntar por el hijo que había perdido, ella sólo quería arrepentirse del pecado que ahora "le pesa", ese que la hace "La llorona".    Otra vez, el relato solamente advierte a las más jovencitas a portarse bien, a las mujeres a que se queden en su casa con sus hijos y se olviden de sus falsas ilusiones, de sus pasiones y de cualquier cosa que crean que puedan ser, porque el arrepentimiento será para siempre.

martes, 16 de diciembre de 2008

estupor ante el cuento breve

No, no, no, no.  Ya tenemos demasiadas teorías sobre lo que es un buen cuento breve.  Yo quería solamente compartir, y tal vez preguntar si alguien siente lo mismo que yo ante un brevísimo cuento breve.  Es un estado de estupor en el que permanezco por largo rato, es una especie de manera callada ante algo que me supera.  Es una imposibilidad de decir algo medianamente interesante, que ayer - discutiendo con Fernando Contreras sobre el tema - acordamos en que lo único que no puede salir como final del famoso cuento de Monterroso es el dinosaurio.

Pero no, no quiero caer otra vez en el análisis.  Es el estupor lo que me interesa.  Pocas cosas me colocan en esa maravillosa situación y una de ellas es el cuento breve, que no es chiste, que no es un cuento tasajeado, que no es un cuentus interruptus.

Acusemos a Kafka por el momento.  Luego veremos en algún buscador de internet, en alguna conferencia magistral o en tertulias al azar si hay más responsables de su difusión en la literatura.

martes, 2 de diciembre de 2008

La Noche de las Aves

La Noche de las Aves, del escritor panameño Pedro Luis Prado, es una historia que te lleva por distintas geografías y estados de ánimo con un solo deseo: que Calixto logre tener puntería. Así, la figura del Visitaflor – yo nunca supe si era un colibrí, porque en Panamá hay demasiadas aves como para creer que se trata siempre de la misma – aparece en el cuento casi con la misma intermitencia como en la vida del protagonista.

El autor logra llevarnos casi didácticamente por las sendas del conocimiento y dominio del tema de la armería a través de la frustración de Calixto por no conseguir darle una pedrada o un tiro al avecilla de su obsesión. Para este hombre, a quien parecía no importarle el protagonismo, el hecho de no poder lograr lo que – según él – ya era una cuestión hasta de mala suerte, le había dado las herramientas necesarias para afrontar la situación en la que el destino lo puso el 19 de diciembre de 1989 en las mismas entrañas del Cuartel Central del Comandante Noriega.

Con este cuento, Prado nos presenta un hecho histórico de Panamá con matices muy humanos, que van más allá de una posición política. Nos coloca como únicos testigos de un encuentro entre dos miradas que están ahí por decisiones que nada tienen que ver con ellos. Nuestro héroe lleva – irónicamente – su victoria como un secreto y nadie sabrá sobre su hazaña, salvo por el alto al fuego que permitió a los soldados panameños tener un pequeño respiro para movilizarse fuera del cuartel.

El Otro Lado del Sueño, libro al que pertenece este cuento, es una obra excelente, que deberíamos regalar para estas navidades, si el bichito del consumismo nos ataca sin piedad, porque es una fuente de entretenimiento, de conocimiento y de una sensibilidad irresistible para con lo panameño y lo universal. Sería un regalo que perduraría más allá de su vida material, pues esa persona llevará consigo uno de los tesoros de la literatura panameña.

Créditos: la fotografía la saqué de una colección en internet (flickr) que se llama Fotos Dictadura. El cuento lo encontré por un concurso de ambientación de oficinas que debíamos hacer en SERTV para las Fiestas Patrias y a mi Dirección le tocó decorar con este cuento. Como resultado ahora tengo una colección de soldaditos de plástico, aviones y helicópteros que no le voy a regalar a mi hijo. ¿alguien los quiere?

martes, 11 de noviembre de 2008

Vida

A Roberto Pérez-Franco espero conocerlo mañana en un conversatorio con narradores nacidos a partir de 1970, pero sus cuentos los estoy conociendo ahora y anoche quise que el tiempo pasara volando para conocer al autor de "Vida".  

Es una historia maravillosa que te puede arrancar una interminable lista de sentimientos, de sensaciones, de recuerdos.  Sencillamente me quedé de una pieza cuando lo terminé y no puedo pensar en algo con lo que no lo relacione.  

Afortunadamente está disponible en su sitio internet http://rp-f.com en la sección de cuentos y se puede leer las veces que uno quiera, y se puede reír y llorar las veces que uno quiera, y se puede enternecer y enojar, y sufrir y amar...las veces que uno quiera.

Ni siquiera me atrevo a contar de qué va el cuento porque temo quitarle con mis torpes palabras un detalle.  Solamente quiero pedir a quienes pasen por aquí, que lo busquen y - si acaso creen que exagero - me lo digan.

martes, 28 de octubre de 2008

Nueve Narradores


Último café literario de la temporada 2008, organizado por la Asociación de Escritores de Panamá. Participarán los narradores panameños más importantes nacidos en las décadas de los 70 y 80, los últimos nacidos en el siglo XX (conocidos hoy): Magdalena Camargo Lemieszek, 1987; Annabel Miguelena, 1984; Gloria Melania Rodríguez, 1981; Roberto Pérez-Franco, 1976; Klenya Morales, 1975; Lili Mendoza, 1974; Melanie Taylor, 1972; Carlos Oriel Wynter Melo, 1971; y José Luis Rodríguez Pittí, 1971.

La moderadora será la poeta Lucy Cristina Chau.

Librería Exedra, jueves 13 de noviembre a las 7:00 PM.

Comprenderán, queridos lectores de El Cuento de los Martes, que estoy revisando cuentos, descubriendo historias y ya me puse el trajecito del "suspended desbelief" que me regalara en la universidad la profesora Colomba Luque.

martes, 14 de octubre de 2008

Cuentos para mujeres

...porque hablando del estilo de Nicolás Buenaventura Vidal, había que ir a ver ese libro de cuentos "Cuando el Hombre es su Palabra y otros cuentos", el cual pueden consultar pinchando aquí. El primero es "La lengua de los hombres y la lengua de las mujeres", que es lo que yo decía...una interacción con la vida, una explicación más coherente de la realidad y un alivio.

Al leerlo uno puede hasta llegar a sentir que alguien está hablando, porque es un lenguaje coloquial y muy directo. Buenaventura Vidal suelta las complicaciones del lenguaje escrito y siguiendo su tradición de cuentero incluye frases como "comenzó a repetirse, a repetirse, a repetirse...hasta que, según cuentan, desapareció de la memoria."

El autor es tremendamente descriptivo y además imprime sensaciones en sus relatos, al punto que quien le va leyendo puede gozar de la misma fascinación que cuando a uno le van contando una buena historia.

Claro que quien ha tenido la suerte de ver a este muchachón hermoso contando estas mismas historias, cosa que nos ocurrió a varios afortunados en el Aleph Café hace como ocho o años atrás, compartirá con Nicolás numero "n" las complicidades del aire mágico en que fueron contadas.

martes, 23 de septiembre de 2008

El Invento de Clotilde

Es un cuento infantil de ficción de la autora Silvina Reinaudi. Narra la historia de Clotilde, quien en medio de una larga siesta se encuentra incómoda y de mal humor. No puede dormir y a punta de gritos y llantos despierta a todo el reino. Sus padres, el rey y la reina, intentan buscar la solución y piden a los mejores caballeros de palacio calmar el calor de la princesa con un poco de hielo, el cual debía ser conseguido en una montaña muy alta. Terminada la misión y llegados ante la monarquía (aquí me tendrá que perdonar José Angel, quien no les tiene en muy buena estima a ninguno de los reyes, reinas, príncipes y princesas que viven de sus impuestos), descubren que han fracasado, pues el hielo se ha derretido. Preparados para lo peor (la reacción de Clotilde) observan con sorpresa que Clotilde ríe. Al mirar la escena se percatan de que unos patitos se han instalado a nadar en el balde y que la princesa armó tremendo kilombo con la plebe y que todos se divierten a más no poder salpicando a diestra y siniestra. Deciden además buscar una palangana más y más y más grande para que todos pudieran meterse al julepe.

El cuento termina explicando, a la manera más hermosa del cuenta-cuentos Nicolás Buenaventura Vidal, que "fue así como se inventaron las piscinas".

Es claro que cuando uno lo cuenta, todos se quedan mirando como extrañados, pero un buen invento siempre es querido, así que los chiquillos a los que se lo conté el viernes pasado en la escuela de mi hijo se fueron con la versión de que los señores de las bienes raíces que incluyen piscinas para que las señoras tomen sol y los niños las llenen de flotadores, lo hacen siguiendo la tradición que inventó la princesa Clotilde en el reino de las siestas largas.

martes, 9 de septiembre de 2008

cuenta-cuentos

Enciendes la televisión, nada bueno. No estás para pensar, quieres algo que te saque del mundo sin moverte de ese sofá que ya tiene tu olor impregnado. Miras el reloj y te parece que hay una esperanza. Pronto se acabará la tanda y probablemente siga una buena serie de esas que no tienen contenido, que hablan de lo mismo, de la esquizofrenia. Podrás reírte un rato de ti mismo, de la reacción exagerada ante la mantequillera vacía, de la frustración por la Serie Mundial. De pronto aparecen los créditos, ese actor es bueno, los demás no los conozco. Siempre supiste que tu mala memoria te perseguiría en todo. Es así, ni siquiera te acuerdas si ya viste esa película. Sigues porque aunque no querías, siempre puedes ver un rato y cambiar el canal. Eso es, vas a ver veinte minutos y te largas a otro canal.

Dos días más tarde estás en un café con tus colegas esperando por tu emparedado. Llegan las bebidas y entra por la puerta una mujer fatal. Se miran y alguien se atreve a preguntar si es Halloween o si están filmando una película cerca. Todos se ríen y tú aprovechas para contar aquel hallazgo de película que no pensabas ver. Llegan los emparedados y nadie te quita la vista de encima. El tuyo está allí enfriándose, mientras tú te conviertes en un cuenta-cuentos.

martes, 19 de agosto de 2008

Una historia demasiado corta

Félix Armando Quirós fue uno de mis maestros de literatura. Cuando nos acompañaba en el Taller de Escritura Creativa que hacíamos en casa de Irma Quirós, las noches se llenaban de sencillez y a la vez de mucho conocimiento. Nos llevaba historias de Cortazar, de Borges, de Quiroga, de los grandes.

Esta semana me volví a encontrar su libro “Miel de Luna”, ese espacio en el que lo cotidiano se hace historia para contar. Ese es el tenor de “Una historia demasiado corta”, un cuento en el que dos personajes no tradicionalmente descritos discuten sobre la elaboración de relatos y cuentos. Bien podría entrar en un manual para escribir cuentos y fue tal vez esa su primera motivación. Pero no sé, ahora me gustaría discutirlo con Félix, porque lo encuentro complicado.

Si bien la historia dentro de la historia cierra, el cuento original no lo hace. No se sabe si los personajes llegaron a un acuerdo, si esta historia “le sirvió” al personaje que se queja. Es demasiado corta para olvidar que el conflicto quedó a la espera de la resolución, aunque tal vez – conociendo al autor – éste diría “a buen entendedor…”.

martes, 29 de julio de 2008

Sicario

Es el primer cuento que aparece en el libro "Encuentros Fugaces" del desaparecido Cáncer Ortega Santizo. Como su nombre lo indica, la historia trata de un matón por encargo, de sus cavilaciones sobre la capacidad humana para matar, de "qué se siente cuando se mata a alguien", como lo advierte la primera línea.

Personalmente, el lenguaje que usa Cáncer en este cuento me cuesta. Es una mezcla coloquial con algo de barrio, pero - no sé si intencionalmente - el narrador no deja de ser intelectual en su abordaje de las situaciones y los recuerdos. Conversando con Tony, quien me acompañó en la tercera leída de este cuento, hicimos la comparación con otras fórmulas de tratamiento del tema y de pronto nos antojamos muy influidos por el cine latinoamericano. Pero no, juro que el discurso es demasiado denso cuando hace las descripciones como el espíritu de la Navidad, ese "sentimiento epidémico de hermandad universal tan publicitado para esta fecha".

Sin embargo el ritmo me parece atinado para la historia. Lo va llevando a uno entre la complicidad y la curiosidad, hasta que ya cuando se ha logrado casi imaginar un final, te recibe otro, dándose tiempo inlcuso para disfrutar con el protagonista la satisfacción del deber cumplido.

martes, 27 de mayo de 2008

sobre Gestión Cultural y esas hierbas

En el año 98 propusimos una reunión en la UNESCO-Panamá (cuando la montamos en Albrook toda simpática y con la esperanza de un mundo mejor) para hablar de la promoción cultural. En esa reunión estaban muchos de los que hoy siguen la tarea - ya no sólo de promover, sino - de crear y compartir arte y formas de vida. Eso es lo que ahora se llama Gestión Cultural.

Los gestores culturales ya no solamente promueven a un artista, o a un arte. Ahora crean conceptos, hacen mutaciones, híbridos, novedades que van dando forma a la comunidad y sus costumbres.

En Panamá tenemos algunos de estos especímenes. Los hay en varias ciudades, por pequeñas que sean, y siempre terminan sacrificando su patrimonio personal por sus sueños, porque en toda actividad puramente artística las cuentas difícilmente cuadran. En la ciudad de Panamá, ellos han transformado el ambiente, creando eventos diferentes, adaptando grandes creaciones a nuestra realidad y peleando contra viento y negatividad, contra las críticas y las envidias. Nuestros gestores son héroes y ellos saben que dinero no van a sacar. Apenas pueden darse una cena aceptable o un ágape con los amigos. Jamás podrán - digamos - vivir del arte y no se les ha pasado por la cabeza vivir del trabajo de otro artista.

Creo que tenemos que cuidarlos, pero más que nada, tenemos que dejarnos tocar el corazon y la mente por ellos, porque nos están indicando un camino que han visto y que han soñado para ellos y para nosotros.

martes, 13 de mayo de 2008

Poetas

¿acaso
el gusto por la poesía
nace de
la necesidad de expresar,
más que de aquella de recibir?

martes, 4 de marzo de 2008

cuentos de familia (entre España y yo)

Y fue martes, y fue a las ocho, y fueron tres, cuatro, seis, no sé, nueve tal vez.

Jesús Carrasco estaba con la intriga, él por su cuenta ya tenía armada la tertulia desde antes de conocer lo de El Cuento de los Martes. Me dijo no sé cuántas veces y un buen día me puso el ultimatum. "A ver, que si no hacemos esto ahora, no lo hacemos". Yo me defendí como pude, alegando que tenía que ser un martes. Para mi sorpresa, aceptó. Lo demás fue cuento.

Un millar de años se precipitaron entre el mar de España y el de América, como para no estar seguros de qué lado de la historia teníamos que estar. Abuelos que nunca dijeron a dónde fueron y abuelas que siempre supieron de la magia de la imaginación.

De todos los que llegaron, conocía a la mitad. La historia de El Camino de Santiago ya se la había escuchado a Jesús, pero ahora estaba empezando a entenderla. En las dimensiones presentes, su percepción de las flechas amarillas era la de un hombre dejando al niño preguntar por la puerta de entrada. El amigo de Jesús cruzó camino entre sus antepasados y los de Pedro. Esther, lo suyo, Sandra y la otra chica...la de la historia de las hermanas. Fueron más que nada cuentos de familia, en una noche que se hizo atrás para dejar pasar la incógnita de quiénes somos.

martes, 5 de febrero de 2008

"Noche de Carnaval...

...noche sin igual, en que te conocí."

La semana tiene que cerrar con las interminables anécdotas del carnaval. Los pasillos de la oficina y las líneas telefónicas se cargan con cuentos de amores y desamores que se encienden y se apagan al ritmo de las comparsas y las murgas. Y como en este país, al gobierno se le ha dado por impulsar la economía a punta de puentes y carreteras civilizadas, ya el Miércoles de ceniza forma parte del único six-pack de días libres que nos reunen con la familia, nos hacen olvidar las penas y las responsabilidades casi que de cualquier tipo.

Por eso, hoy no hay cuento que valga y me voy a ver la última Noche de Carnaval del 2008.

martes, 29 de enero de 2008

La Continuidad de los Parques


De esas cosas que uno descubre por casualidad. Un archivo de audio del cuento La Continuidad de los Parques de Julio Cortazar está disponible en el blog de un fanático suyo, y ahora yo le paso el dato a quienquiera para que pueda escuchar de propia voz del autor esta pieza literaria de gran valor (sólo pinche el link).

El autor nos da el primer dato en el título. En el cuento existe una continuidad alevosa. Es una suseción de escenas, de acciones, de personajes de escenarios que acaban incluso dando vuelta al reloj de la lectura - si así pudiera llamarse.

Francamente es fácil perderse en la primera lectura, aún cuando uno haya decidido desde el principio no dejarse engañar por la fisionomía de un cuento corto. Yo lo leí de la copia que me prestó Consuelo de El Final del Juego de la editorial Nueva Imagen, y me dije "Vaya, apenas dos párrafos, esto tiene que ser bien grueso". Pero grueso es lejos para las posibilidades que brinda esta narración.

La historia te desvía desde la primera línea, porque al principio parece que comenzara por el medio de la historia (in media res, como dirían los académicos) y luego te das cuenta que es el final, o el principio, o qué se yo... en verdad es como si te metieras en una rueda que ya comenzó a andar, pero da lo mismo el principio que el final. De los personajes no sabes si el protagonista es el principal de la historia o de la historia dentro de la historia. No sabes nada y te das cuenta que tú puedes - así como la vida misma - darle la lectura que tú quieras.

martes, 1 de enero de 2008

Propósitos para el 2008

Como en cada eufórico fin de año, se nos vienen los propósitos encima. Dietas, limpiezas, viajes y visitas que en 365 ó 6 días no son posibles. Y es que cada vez es Día de Reyes, verano playero, carnavales, Semana Santa, Día del Trabajo, temporada de lluvias, Veranito de San Juan, medio año, Independencia en Centroamérica, tiempo de huracanes, fiestas patrias panameñas y otra vez Navidad.

Son los mismos cuentos y al final uno se da cuenta de que no hizo lo que iba a hacer, pero que terminó haciendo mil cosas. Luego, nos damos la palmadita en el hombro y decimos que este año si viene la dieta, el viaje, la visita y que esta vez si vamos a deshacernos de lo que nos impide movernos.

Por eso este año, en El Cuento de los Martes, el propósito es hablar más de cuentos y echar menos cuento. Lástima que comenzamos mal.

martes, 11 de diciembre de 2007

Querido Santa:

Tengo una petición muy importante que hacerte y voy al grano. Te ruego tengas la amabilidad de aclararle a mis sobrinos, vecinos y a los amiguitos de la escuela de mi hijo que tu eres un personaje de la historia a través del cual la se explica la generosidad, la fe y el consumismo.

Diles que lamentablemente pasaste a ser el sujeto de las manipulaciones mutuas entre padres e hijos, y que ya da pereza cargar con la culpa de los niños inquietos que no logran "portarse bien" (para complacer a unos adultos perezosos, lunáticos y egocéntricos) y de los parientes despistados y de conceptos atrasados que no logran atinar con los regalos esperados por tus habituales fanáticos.

martes, 6 de noviembre de 2007

El Lobo y las Siete Cabritas

Nos estamos olvidando de los cuentos a la hora de empezar. El cuento es que estoy leyendo una novela y casi no me deja tiempo para cuentos. Me salva entonces un niño de tres años que me pide una historia, y yo - toda aburrida - no puedo dejar de pensar en mi lectura, pero no se la puedo contar porque se trata de un asesinato múltiple. Así es que le pido que me cuente una a mi, sólo para darme cuenta de lo mal que estamos comenzando con su apreciación literaria.

El niño me trae una versión impresa de El Lobo y las Siete Cabritas del cual les coloco un link cualquiera para la referencia que algunos querrán, a falta de niños y libros de cuento. En el momento en el que empieza a pasar las páginas y a explicarme cómo la buena mamá cabra se va al bosque a buscar comida para sus siete cabritas todo va bien, porque las mamás somos buenas (cuando no regañamos y recogemos los juguetes bien calladitas) y siempre andamos buscando alimentos en lugares tenebrosos como el supermercado, las verdulerías de pacotilla que tenemos en esta ciudad y los restaurantes fast-food.

Total que el niño sigue por la parte en la que el lobo toca la puerta y las cabritas le dicen que no abrirán porque no es la mamá, quien al contrario del lobo, tiene una voz "suave y placentera". Wao!!! es la misma descripción con la que anuncian las líneas calientes del sexo...! Un poco nerviosa le pido que siga. Entonces dice que el lobo se comió un poco de tiza y con eso logró suavizar la voz. ¿Será por eso que mi sobrino comía tiza de pequeño?

El diálogo continúa, el lobo se disfraza y logra engañar a sus víctimas. Entra y arrasa con las hijas ajenas, menos una que será la testigo y ayudante de la madre cabra en el rescate. Eso último será posible porque en los libros de los niños el malo siempre es tonto y olvida -por ejemplo- masticar antes de tragar.

Finalmente la madre abre al lobo a punta de tijeras (dormido por el esfuerzo digestivo de tener seis cabras vivas brincando en la barriga), y realizando una rápidísima operación quirúrgica, saca a sus crías y después de empacarlo con piedras, lo cose magistralmente sin que signifique para el lobo dolor alguno. Como las piedras le dan sed -porque para los que no sepan, comer piedras da sed- el lobo, ya bastante civilizado se va a tomar agua al pozo y se cae de su peso.

Al mejor estilo de las historias en las que la víctima va perdiendo los valores humanos (o de buenas cabritas) por todo lo que sufre, las hijas de la cabra "celebran" la muerte del lobo, bailando junto al pozo.

¿Qué estoy haciendo? Me pregunto. Sus primeros contactos con la literatura son historias con estereotipos imposibles de sostener, con personajes que son buenos "por decreto" aunque actuen en contra de su humanidad (o cabrilidad, si quieren), lo colocan ante situaciones de terror como ser devorado por un enorme y horrible tipo contra el que sólo la madre puede actuar (...cuando se duerma). Y si el susto de imaginarse en el lugar de las cabritas causó en él lo que una buena obra literaria podría producir en un lector promedio, el sumergirse en el asesinato del lobo junto a la madre (esa buena mujer/cabra sin la cual no hay comida) también debe tener su propósito en el cuento, aparte de terminar con un "final feliz".

La historia de los cuentos para niños tiene una tradición de entretenimiento en las interminables tardes de pueblo y de afán por aconductar a los inquietos. Es la idea de la caperucita roja original, por lo que sé, y la de tantas otras historias, incluyendo a La Tulivieja. Miedo, adrenalina, historias en las que el protagonista se parece a uno, eso si, pero ¿patas blancas como sinónimo de estar a salvo? Creo que mejor hubiera sido contarle sobre la novela.

martes, 30 de octubre de 2007

Ichi, los encuentros y el destino

Hoy martes, como una de esas cosas simbólicas que a una la dejan pensando largo, me encontré con Ichi. Para quienes no hayan revisado las primeras entradas, Ichi era la entonces socia del Bar Mi Habana en donde comenzó El Cuento de los Martes.

Ella estaba radiante, a pesar de un extraño y novedoso cuello ortopédico que la obligaba a centrar la visión en su interlocutor. Una lesión – me dijo – la tuve hace años y con ciertos ejercicios me lastimo. De pronto sentí el contexto, estábamos en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad. Me sentí feliz de saberla de vuelta a sus quimeras, a las añoranzas de los tiempos en los que soñaban con reinventar el mundo. Claro que ya no hay Oveja Negra, teatro de calle, Brigada Muralista o música de trova llenando los ambientes, pero ahí estaba mi hermana Vielka dictando clases en un aula, Eduardo Irving y otros rostros familiares, y entendía que de alguna manera ellos – la generación de los setenta – siguen luchando por un Panamá bueno para los panameños.

No sé si el destino, como aquella noche del año 2003 me tenga reservado alguna misión en la que no haya pensado. Sé que a veces también dejo pasar las oportunidades de actuar, se que a veces la vida me tiene que llegar por el costado, pero hoy me queda la extraña sensación de que algo ocurrió entre el mediodía y esta hora en la que escribo.

martes, 23 de octubre de 2007

Cuentos en Pantalla

El mundo de la televisión es una berraquera. Mientras que uno puede asumir ser leído aunque no se vendan mucho ciertos libros, mientras que el mundo de la literatura toma su tiempo y al final es un asunto elitista, un programa de televisión, una película, un documental son juzgados sin pretensiones y casi de inmediato.

Contar un cuento en pantalla tiene otra dinámica. El publico elige y los costos son altos. El tiempo no transcurre igual en televisión. Tu "lector" no va a perdonarte revisando el párrafo anterior. Te apaga si te falta... o si te sobra.

martes, 16 de octubre de 2007

27 Libros de Cuento

¡Ras! - como diría una gente que conozco - así es que en la categoría cuento del Concurso Miró participaron 27 libros de cuento y el jurado lo declaró desierto. Eso sí que es un asunto en el que pensar. Jamás se me hubiera ocurrido que pudiera suceder. Dicen que ninguno reunía las características del cuento contemporáneo. Suena raro.

¿Lenguaje y longitud del siglo pasado? Ahí la cosa se pone ambigua. No sé ni que pensar. Me asusta que un panameño no pueda producir buenos cuentos. Nosotros tan gestuales, tan exagerados, tan enfáticos. Me asusta el fallo. Ahora que me empezaba a meter en esto de escribir cuentos se me está a punto de retraer el musculo del cuentista.

¿Podremos salvarnos?